Negarse al test de alcoholemia es la peor opción para los conductores que son parados en controles de Tránsito en la ciudad de Corrientes, ya que esa actitud acarrea las máximas penas tanto económicas como de inhabilitación para manejar. Este fin de semana, se secuestraron más de 30 vehículos porque sus conductores estaban ebrios o porque no aceptaron testearse.
La flexibilización de la nocturnidad que se dio en la Capital desde el retorno de la fase 5, tuvo como consecutiva negativa que las cifras de alcoholemia al volante regresaron a valores prepandemia, según informaron a EL LIBERTADOR fuentes municipales.
FIN DE SEMANA
Desde la noche del viernes hasta la mañana del domingo, se retiraron de la vía pública 28 automóviles y cuatro motocicletas porque sus conductores superaron los límites de alcohol en sangre permitidos para manejar o porque se negaron a someterse a la prueba de aliento.
Vale recordar que el límite para manejar automóviles particulares es de 0,50 mililitros de alcohol en sangre, y para motocicletas, de 0,20.
CONSECUENCIAS
Las multas por esta falta, que es de las más graves de la normativa vigente, van desde los 400 litros de nafta súper hasta los 2.000, lo que equivale a alrededor de 36.000 pesos para la infracción más leve y más de 180.000 para la más grave. Esto tomando como referencia el valor de 90.50 pesos por litro que ese combustible tiene en las estaciones de servicio de YPF de la ciudad.
Conscientes del elevado precio que tiene manejar en estado de ebriedad, algunos conductores se niegan a realizarse el test de alcoholemia, creyendo que de esa manera la sanción será más leve. Lo que no saben es que esa decisión les traerá las mayores consecuencias, dado que, además del secuestro del rodado, en el Tribunal de Faltas se les suele aplicar la multa económica máxima y una inhabilitación para manejar que puede superar los 180 días y hasta ser permanente para los reincidentes.
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