Fue un jueves de alto voltaje político e institucional a escala país. Una jornada plagada de versiones que se fueron dilucidando conforme transcurrieron las horas y cuyo botón eyector se encendió con la llegada de la ahora ex ministra de Economía, Silvina Batakis a Buenos Aires luego de realizar gestiones en Washington sobre el FMI.
20-CONTRATAPA-26Luego de un miércoles en el que se había dado por hecho la introducción de Sergio Massa a la cartera económica nacional y la propia desmentida del tigrense, los comentarios se mantuvieron, pero fueron adquiriendo un tinte de veracidad luego de la reunión de Alberto Fernández con la «interina» Batakis. Después (a la siesta), se dio un cimbronazo con la dimisión de Gustavo Béliz, uno de los alfiles clave del Presidente que, además de estar al frente de la Secretaría de Asuntos Estratégicos cumplía un rol político crucial para la búsqueda de consensos dentro del Frente de Todos.
Así fue como las redes comenzaron a denotar que algo se avecinaba, jugando con la figura del actual titular de la Cámara baja nacional, señalándolo como «el elegido», en referencia al personaje de la película Matrix.
Minutos después de las 18, se confirmó. Massa fue designado por el primer mandatario para dirigir un «mega Ministerio» que contendrá a tres áreas: Economía, Desarrollo Productivo y la de Agricultura, Ganadería y Pesca. Modificación del organigrama ministerial que tuvo su consecuente resultado: las renuncias de Batakis, Daniel Scioli y Julián Domínguez, respectivamente.
«El presidente, Alberto Fernández decidió reorganizar las áreas económicas de su Gabinete para un mejor funcionamiento, coordinación y gestión», señalaron en un comunicado oficial del Gobierno.
Las lecturas que se hacen respecto a esta designación y arriesgada jugada del Jefe de Estado están a la orden del día. Para algunos, un manotazo de ahogado presidencial, poniendo sus fichas en un personaje variopinto de la política nacional, otrora detractor del kirchnerismo (símil Alberto), que supo tantear al macrismo y hasta probó suerte con su espacio propio en 2013. El objetivo: «desradicalizar» la gestión para aplacar los ánimos del mercado, del campo, de los sectores sociales, entre otros factores clave que acarrearía la función de Massa en un sitial como el que se le ofreció.
¿Intentará Alberto asumirlo como un ladero capaz de soportar las embestidas K? ¿Cumplirá Massa ese rol sin cambiar de bando hasta antes de 2023? ¿Dejará que el ex Intendente de Tigre se encargue de normalizar el perfil económico de gobierno, alejándolo de la política pura? Estas y muchas otras preguntas pulularon por los corrillos del poder central. Las respuestas solamente circularán por Olivos y por el Instituto Patria.
Lo cierto es que, en breve, Diputados deberá cumplir los pasos protocolares para la vacante que dejará el designado «superministro», habiendo ya fumata para su reemplazo, que sería una mujer del riñón kirchnerista, más precisamente, la hija de Leopoldo Moreau.
¿Y MORONI?
Otro de los que ayer se acopló a la andanada de renuncias fue Claudio Moroni. Sin embargo, su caso ofreció un capítulo particular. Es que el titular de la cartera de Trabajo, uno de los más cercanos a Alberto Fernández, puso su dimisión a disposición tras la llegada de Sergio Massa como «superministro», pero no trascendió si fue aceptada; ergo, tampoco se conoció su reemplazo.