Una mujer reclama desesperadamente que su causa por mala praxis contra un médico se encuentra estancada. Se trata de Natalia López, quien padeció cáncer de mama y tras la extirpación de uno de sus pechos, decidió hacerse una reconstrucción mamaria, la cual le traería serios problemas más adelante.
En contacto con EL LIBERTADOR, la damnificada pidió por el avance de su causa. Todo se inició en marzo de 2018, cuando le diagnosticaron cáncer, por lo que tuvo que hacer el tratamiento para la extirpación de la mama derecha. Meses más tarde, optó por una cirugía de reconstrucción, le pusieron un expansor tisular, el cual lo tuvo por casi un año.
«Hice una relación prácticamente de amistad con el médico, en un momento vulnerable de mi vida. Yo apostaba a él ciento por ciento», dijo la mujer y expresó que el pos quirúrgico «fue un dolor que no puedo describir, pero no importaba, yo quería quedar entera».
Tiempo después del 9 de octubre de 2019, día de la cirugía de reconstrucción y fecha que cambiaría para siempre la vida de Natalia empezó a notar que sus pechos no se iban a acomodar. «Me empecé a mirar y de un lado era un matambre cocido y del otro lado era como si coció el borde de una camisa y me dejó un punto abierto. Según él era sólo una cascarita» explicó.
«En 2020 ví que no quedé igual, era un desastre y empecé con unos dolores terribles», dijo y comentó que en plena pandemia hizo el reclamo al profesional, ya que quería que le devuelva el dinero, por un total de 400 dólares y 300 mil pesos, todo con el objetivo de abonar una nueva cirugía reconstructiva.
Ante una primera negativa del médico, en una segunda oportunidad López acudió con su hermano. «Lo único que quería era salir de ese trance. Cuando se llegó a un acuerdo, el médico entregó 400 dólares y el resto en cuotas», sostuvo y añadió que ese dinero lo utilizó para tratamientos psicológicos y psiquiátricos.
Un año después, consiguió el patrocinio de un abogado, por lo que en junio del año pasado solicitaron las pericias físicas y psicológicas. No tiene notificación, está todo parado. «Vivo con dolores, desencadenó en un trastorno bipolar. Mi vida es un infierno», aseguró.
A LA ESPERA DE UNA RESPUESTA
En febrero de este año recurrió junto a su abogado a la jueza que lleva el caso y le pidió por una mayor celeridad, aunque no tuvo respuestas.
«Realmente no sé qué más hacer. Estoy a punto de enloquecer o hacer cualquier cosa, ya no puedo. Aprendí a convivir con el dolor», señaló acerca del caso que se encuentra en manos del Juzgado N° 6 en lo Civil y Comercial, según admitió.
Por último, concluyó: «Yo creo que esperan que tenga un desenlace fatal y cerrar la causa y listo».
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