Primero fue Anselmo, CEO de la poderosa Las Marías. Después fue Gabur, de la Cooperativa Colonia Liebig. Hace poco, el ex Intendente de dicha localidad. Todos nuevos funcionarios provenientes de la zona correntina de tierra colorada, que arribaron para reemplazar a alfiles de Colombi, así como para encarar un nuevo desafío en materia productiva que se sumará a la histórica ganadería, al ya clásico arroz y a la foresto industria.
03-POLITICA-27Gustavo Valdés no oculta su vocación de poder. Y una de las claves para sostenerlo tiene que ver con el sentido de pertenencia que tengan sus funcionarios. Por ello, una de las prioridades del Gobernador es la de oxigenar las distintas áreas de su gestión de alfiles ricardistas.
Se debe recordar que el Mandatario provincial fue ungido por Ricardo Colombi en julio de 2017. Fue el candidato perfecto para las pretensiones del mercedeño, quien pretendía continuar manejando los hilos de ECO, puesto que el ituzaingueño no contaba con una estructura partidaria acólita, como sí lo hacía «Peteco» Vischi, uno de los que hasta última hora estuvo en el bolillero, pero que terminó relegado por tener el apoyo explícito de intendentes y funcionarios que veían en el libreño el recambio necesario para el oficialismo.
Valdés supo manejar las ansiedades de su «mentor» y del propio ricardismo. Pero con el pasar del tiempo, comenzó una avanzada para marcar su impronta y diferenciarse del modelo signado por el actual Presidente de la UCR correntina.
En su primera gestión, el Gobernador soportó algunos meses los desplantes de ministros «heredados» del mercedeño. Lo «puenteaban» o le hacían oídas sobre quién era en realidad el «jefe».
Esta situación expuso una cualidad del Mandatario correntino. Fue tiempista e implacable. Comenzó por despejar áreas clave como Hacienda, Obras Públicas, Industria, Desarrollo Social, Coordinación y Planificación. Después repatrió a un peso pesado como el «Mono» Vignolo, a quien reintrodujo en el estratégico Ministerio de Secretaria General. Se apoyó en él, a sabiendas de la capacidad de maniobra que le permite contar con los que integran la denominada «Cooperativa Universitaria».
Después, supo «alejar» a ricardistas exponentes de la nueva camada radical. Tal el caso de Juan Carlos Álvarez, quien primero recaló en la órbita legislativa para luego ir a Monte Caseros. El caso de José Irigoyen fue algo parecido. Otra figura de la renovación de la UCR que fue a una Intendencia clave como es la de Curuzú. Tal vez estos dos se convertirán en las cartas fuertes, junto con el ahora senador nacional, Vischi, para lo que será 2025.
El último ministerio que «liberó» del ricardismo fue Educación. Allí puso a una compoblana, Práxedes López, en reemplazo de Susana Benítez. Solo queda Ricardo Cardozo en Salud, quien más allá de las críticas, muchas con evidente aprovechamiento político opositor y otras tantas por el contexto abrumador que generó la pandemia, supo ser su «piloto de tormenta» dejando a Corrientes entre las jurisdicciones del país que menos sobresaltos tuvo por el coronavirus.
Uno de los últimos eyectados en esta gestión fue Raúl Schiavi, de Industria. El dirigente del PRO no supo hacer pie en su partido, quedando fuera de la mesa chica macrista, lo que lo convirtió en una pieza reemplazable.
Por JAM
Jefe de Redacción.
Señales del nuevo horizonte
Allí, en la cartera industrial, se evidenció la idea bipartita de Valdés. Ubicó al frente a Mariel Gabur, ensamblada en el rubro yerbatero, perteneciente a la Cooperativa Agrícola de Colonia Liebig, donde integró el Consejo de Administración y como productora acompañó la tarea de la Federación de Cooperativas de Corrientes.
Al ser consultados los radicales, sobre la pertenencia política de esta funcionaria, supieron ensayar una respuesta acordada: «Relacionada con el PRO». Sin embargo, desde el entorno de la Ministra reconocen que no pertenece a ninguna orgánica. Es una mujer con amplias aptitudes empresarias e institucionales, con un carácter capaz de permitirle ejercer el cargo en una poltrona de relevancia como es la de Industria.
Es que se trata de un Ministerio crucial para la idea de gestión de Valdés. El Gobernador apunta a una Corrientes desarrollista, pujante, con un cambio cualitativo y cuantitativo en el mercado laboral.
De aquí resulta necesario recordar una primera inclusión que sirvió de ensayo para la estrategia del mandatario provincial, que fue Claudio Anselmo. Reemplazó a un ricardista de paladar negro como lo es Jorge Vara, hoy, diputado nacional. Y con él evidenció el cambio de preferencias productivas a impulsar.
Vara también arribó del ámbito privado, pero desde el rubro arrocero, marcando en tiempos de Colombi, el objetivo de instalar a dicho sector como símbolo productivo local, junto con el ganadero.
Al final de su primera gestión, Valdés dejó en claro su intención de modificar la matriz de desarrollo local, señalando cuál es su Norte: apuntalar al sector foresto industrial (con una gira europea sin precedentes) y, ahora, marcar terreno en la actividad yerbatera y tealera.
Primera avanzada
No fue un hecho azaroso que en 2019 haya instalado tanto a Anselmo como a Gabur, representantes correntinos en el Directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate, en una batalla institucional con los misioneros.
Se trata de una oficina clave, en la que los de la vecina provincia hacen y deshacen a «piacere». Un símil, con menos caja -claro está-, a lo que sucede con Yacyretá. En ambos lugares, a pesar de Corrientes contar con mayor superficie y capacidad generadora/productiva, desde Buenos Aires siempre le dan prioridad a los de la tierra colorada y estos aprovechan sin desperdiciar nada.
Fue allí donde los (ahora) dos ministros supieron mostrar que tienen la tenacidad necesaria para afrontar los desafíos que Valdés le pudiera encomendar en el corto y mediano plazo. Y con ellos se animó a apuntar a un nuevo horizonte que deje a Corrientes en el podio nacional, tal como ya lo hizo en materia ganadera, arrocera y forestal.
Último alfil
En este recambio de Gabinete que viene sucediendo a cuenta gotas, de manera casi subrepticia, se concretó la llegada de otro dirigente oriundo de Colonia Liebig. Se trató de Lizardo González que, a través del Decreto N° 114/22 firmado por el Gobernador, ocupó a Julio Veglia al frente del Instituto de Viviendas de Corrientes. El Invico es otra dependencia de relevancia, mediante la cual Valdés pretende dar pasos importantes contra el histórico déficit habitacional.
González fue Intendente de Liebig. Y en los últimos meses estuvo cerca de un escándalo que habría involucrado a quien sería su cuñado, debido a un audio que se viralizó previo a las elecciones del 29 de agosto pasado. El hermano de su esposa, Lorena Kowacz, actual intendente de la localidad (por entonces candidata), encendió la polémica al manifestar presuntamente hacia dónde apuntar la campaña: «En la negrada es donde están los votos», habría dicho, generando un malestar importante en la comunidad. Aunque a pesar de todo, su hermana resultó elegida Jefa comunal.
Más allá de ello, González viene a instalarse como otra apuesta de Valdés, de ir acomodando sus alfiles, alejados del ricardismo. Armando una plataforma política capaz de darle capacidad de acción para lo que se avecinará en 2025, cuando ya no pueda ir por un nuevo mandato y deba utilizar su muñeca política para delegar el poder en algún dirigente de su reluciente riñón partidario.
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