Una comunidad se alista para una propuesta especial de fe: la Jornada para Separados en Nueva Unión Caminando en la Esperanza, que se llevará a cabo el sábado 30 de a partir de las 15.30.
Este significativo evento tendrá lugar en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, situada en calle 25 de Mayo al 802, en la intersección con la calle Buenos Aires de la ciudad de Corrientes. La participación en esta jornada es sin costo, buscando facilitar el acceso a todos los interesados. Para inscripciones, los interesados deben enviar un Whatsapp al 3794-407-001 (Walter Almada) para recibir el link correspondiente. El lema que acompaña este encuentro es Todos somos hijos de Dios.
La jornada está dirigida específicamente a parejas que han experimentado la difícil y dolorosa situación de una separación y, posteriormente, han vuelto a formar una nueva familia. Es una invitación abierta para que estas familias puedan reencontrarse con la esperanza en un Dios que es Amor y que busca la salvación de todos sus hijos.
De acuerdo con lo que explicaron desde la organización, la importancia y el fundamento de esta jornada radican en un profundo sentido de inclusión y acompañamiento eclesial. El objetivo principal es que las familias en esta situación no solo tomen conciencia de que pertenecen al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, sino que puedan vivir una experiencia feliz y fecunda. Se les recuerda que son bautizados, hermanos y hermanas, y que el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos, lo que significa que su participación puede expresarse en diferentes servicios eclesiales.
Este enfoque responde a las directrices de la Iglesia Católica. El Papa Francisco ha instado a la Iglesia a abrir sus brazos a los divorciados vueltos a casar, tal como se señala en Amoris Laetitia capítulo 8, en coherencia con las enseñanzas de sus predecesores, San Juan Pablo II y Benedicto XVI. El Pontífice recuerda la tradición, doctrina y magisterio de la Iglesia, e invita a los Obispos a «acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración y la participación». Además, haciendo referencia a la exhortación apostólica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, el Papa Francisco destaca que la Iglesia posee un «corazón de madre», un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas. Por ello, la Iglesia siente el deber, «por amor a la verdad», de «discernir bien las situaciones».
«Los divorciados con nuevas convivencias no
son excomulgados», aseguró el Papa Francisco
En agosto de 2015 en ciudad del Vaticano, el Papa Francisco afirmó que las personas que han establecido una nueva convivencia tras su ruptura matrimonial «no son excomulgadas y no deben ser tratadas como tales», sino que «forman parte de la Iglesia».
En su discurso, el Papa no fue tan lejos. Pero dijo que los hijos de estas parejas sufren porque impedirles una plena participación en la Iglesia hace más difícil que sus padres los críen como católicos.
El Papa Francisco dijo que las parejas en una unión nueva después de una separación no están excomulgadas y deben ser consideradas parte de la Iglesia, enfatizando en la necesidad de misericordia y acompañamiento en lugar de exclusión. A través de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, el Papa promovió la idea de que estas personas deben ser acogidas e integradas en la comunidad eclesial, haciendo sentir su pertenencia a la Iglesia y buscando su bien y salvación sin excluirlas.
«¿Cómo podemos recomendar a estos padres que hagan todo lo posible para educar a sus hijos en la fe cristiana si les alejamos de la vida de la comunidad, como si fueran excomulgados?», preguntó el Pontífice. Entonces, destacó que «es necesaria una auténtica y fraterna acogida» de estas personas en el seno de la Iglesia Católica.
El Pontífice argentino señaló que «la Iglesia sabe bien que situaciones como esta», en relación a las nuevas uniones tras un divorcio, «contradicen el sacramento cristiano», pero reconoció que son problemas reales que afectan especialmente «a los más pequeños».
Como antecedente se encuentra en 2014, en el documento final de la Asamblea Extraordinaria de Obispos que el Papa convocó para debatir los desafíos de la familia, de cara al sínodo de este año, los religiosos subrayaron: «Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie».

