El célebre académico e investigador, Orlando Terré Camacho, dialogó con EL LIBERTADOR sobre la escuela que incluye, la inclusión educativa y la atención a la diversidad, entre otros puntos, dentro de los cuales resaltó la necesidad de pensar que la educación es tarea de tres: la escuela, la familia y la comunidad.
Terré Camacho es presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial y presidente de Omedi (Organización Mundial de Educación, Estimulación y Desarrollo Infantil). Es considerado como una de las voces más autorizadas en torno a la comprensión de la Educación Inclusiva y a la atención a la diversidad.
Actualmente es asesor de la primera dama de El Salvador, Gabriela Rodríguez de Bukele, esposa del presidente Nayib Bukele, en la redacción de una ley para la constitución de una nueva educación, con aportes inéditos en inclusión educativa.
¿Qué significa pensar en una escuela inclusiva?
-Los modelos actuales que de alguna manera repasan las nuevas estructuras en una nueva educación de una nueva forma de pensar, de una educación para todos, nos llama o nos hace un llamado a la inclusión. Entender la inclusión es entender, de alguna manera los desafíos que tiene la sociedad en torno a aceptar y reconocer las personas. En este caso, intento darles voz a las personas con algún tipo de discapacidad, es decir, un grupo históricamente excluido, entendido como los que no pueden, como los que no pueden llegar, y que se han trazado esas líneas. Lo que ocurre con ello es que el planteo de la educación, a mi juicio, nos hace pensar en nuevas formas de construcción de una nueva escuela, una escuela que acepte y reconozca las diferencias, lo diverso, lo distinto y que es lo que esto propone, que presupone otorgar a la escuela el recurso para lo que fue diseñada. Una palabra no puede cambiar las prácticas. Creo que tenemos que cambiar las formas de pensar, y cuando hoy en el mundo se habla de educación inclusiva, empiezo a pensar que no lo hemos planteado bien porque educar como derecho para todos tiene un significado mayor. Para mí, creo que lo más importante es generar una aproximación a las buenas prácticas, a las prácticas exitosas, y por supuesto no idealizar un escenario que necesariamente debe ponerse en función de la educación en la escuela.
Me gustaría más usar el término de escuela inclusiva que de Educación Inclusiva, ¿Por qué? Porque etimológicamente hablando, la educación es educación o no es educación, y es confundir desde las políticas sociales las políticas educativas, el término de educación inclusiva, que pretende de alguna manera otorgar a la educación una nueva forma de pensar que está implícita en la construcción de lo que es educar. Hablar de la escuela que incluye es justamente poner a la escuela en el centro del recurso que intente de alguna manera dinamizar procesos, que sean por supuesto eficientes, para que atiendan la diversidad, y esta diversidad es comenzar a transformar nuestras formas de enseñar y de aprender. La escuela que incluye tiene que tener un docente, un maestro, un educador, que en principio acepte las diferencias y que, a partir de las necesidades de enseñar, construye espacios confiables entre el que aprende y el educador que, en este caso diseñó los modelos de aprendizaje. Tres cuestiones básicas que considero en las que considero que hay que pensar. En primer lugar, la transformación del pensamiento de la sociedad y, en este caso, de los educadores. Si no cambiamos nuestras formas de pensar no podremos lograr la buena intención de lo que es la escuela que incluye y abusaremos de la intencionalidad que históricamente ha propuesto la escuela. La otra idea es que tiene que ver con nuevos diseños para la escuela nueva, de esta escuela que intenta ser más inclusiva, y son las formas de enseñar y de aprender. Quien aprende, quien enseña, sobre qué constructos se enseña y se aprende, y me acerco al diseño curricular, la escuela tiene que tener un currículum que se apropie de la posibilidad de que acepten estas diferencias o estas diferentes formas de aprender que tienen los alumnos de forma cualquiera. Háblese de niños con necesidades especiales o háblese de escuelas normales, escuelas generales. Y llegó ahí un punto muy importante, que es que yo considero que la educación especial no puede transformarse en una educación más generalizada. La educación especial está hecha con metodologías especializadas para atender los diferentes tipos de necesidades educativas o atender los tipos de discapacidad y, no todos los niños podrán ser incluidos, no toda persona con discapacidad que habita la escuela especial podrá llegar a hacer un tránsito hacia la escuela general, sería lo ideal, pero lamentablemente no puede hacerse, y si se haría es a largo plazo, es decir que, a mediano plazo, estamos necesitando de esa escuela especial, con un soporte especializado que atienda a ese contingente de personas que necesariamente transitan y que, lo ha demostrado la educación especial, por lo tanto, la educación especial tiene un mérito, que atendió a esa población y la seguirá atendiendo y, por largo tiempo. Lamentaría que, desde estructuras ideológicas o políticas, intentáramos cerrar la escuela especial, una escuela que, por supuesto, es muy costosa para nuestros gobiernos, para nuestras naciones desiguales pero que necesariamente tiene que habitar en este momento actual. Y la tercera de ellas está en redefinir, resignificar, revisar las pedagogías, y revisar las pedagogías pone a la escuela en un sitio muy importante, pero también pone al maestro, al docente, al gestor de la escuela e integra a ella la familia, es decir, no podemos hacer una educación pensada en la diversidad si no trabajamos en regla de tres, escuela, familia y sociedad, o comunidad, como queramos llamarla.
En ese sentido, la escuela que queremos construir es la escuela que acepta las diferencias, que las reconoce, que también en ella participe un importante diseño, y generar competencias profesionales con el ejercicio docente, del maestro, para cumplir con las estructuras para las que fue diseñada. Algo muy importante es también la intensión de devolverle a la escuela las emociones, es decir, para mí el amor lo es todo, para mí el discurso de las emociones, el discurso del amor, constituye una necesidad. En momentos complejos, las emociones positivas funcionan, y creo que estamos viviendo momentos complejos, no solamente desde el diseño de la escuela, si no lo que nos dejó el Covid-19, la pandemia, y lo que nos está dejando, visible y distante, en la humanidad, la guerra. Es decir, si no trabajamos con las emociones, podríamos también correr también un riesgo, que es no alcanzar el diseño curricular que todos queremos construir, que es la escuela inclusiva.
La pandemia y la guerra, han traído una enorme visibilidad de las diferencias que surca el hombre en todo el mundo ¿Qué piensa de este momento? ¿Es ideal para transformar?
– En diálogos con personas, muchas veces yo digo, nunca hubiese pensado que en el tránsito mío, personal, con la vida, iba a asistir a un momento de pandemia, pestes o guerras, creí que esto ya no existiría en la humanidad. Pero son hechos reales, y creo que sí la pandemia trajo un modelo de reflexión. El mundo está roto, y a partir de esto que nos ocurrió, hay algunas naciones preparadas para asumir el reto, otras no, pero nos comprometió a toda la humanidad. Existen, descritos por los politólogos o analistas políticos, que hay peligros globales que la humanidad tiene que reconocer. El primero de ellos está relacionado con el cambio climático, cómo nos afecta en los momentos actuales. Otro peligro global está en las tecnologías, este desarrollo tecnológico que ha alcanzado la humanidad para bien y para no también. El tercero son los grupos migratorios. Pero, la pandemia, como una construcción de salud apareció y nos golpeó, y la reciente guerra que está visible para todos y que de alguna manera afecta a las economías, y mayormente aún a nuestras economías, de países desiguales, de países con desarrollo o países llamados terceros, por algunos, también han conformado una situación política y económica que, de alguna manera afecta a los modelos educativos. ¿Cuán importante entonces, sería, tener preparadas a naciones y a la humanidad para asumir el reto de estas construcciones que son peligrosas? La educación es el camino mejor. En la medida que entendamos observaciones a una manera nueva, a una educación necesaria para los momentos actuales, estamos de alguna manera respondiendo a evitar los estados no deseados que se puedan producir y, en torno grupos de discapacidad es muy importante, entonces, una escuela, una educación que las represente, es decir, que no evaluemos únicamente lo que el sujeto, la persona con discapacidad, el niño en la escuela, no es capaz de aprender, sino en lo que nosotros podamos, desde la educación contribuir a ello.
El marco educativo es que la educación tiene que estar acompañada por el amor, es una necesidad. La construcción de un matrimonio perfecto entre las ciencias de la educación y el amor. La escuela tiene que replantearse una nueva estructura, una nueva dimensionalidad de aprendizajes significativos, de hecho, que vengan acompañados, de alguna manera, de la emocionalidad que representa el modelo de aprendizaje, e importante es el proceso de enseñabilidad y este puede ser, para mí, un recurso importante para transformar las sociedades y, de hecho, hacerlas simples, somos sociedades devastadas, somos sociedades que, económicamente estamos dañadas pero, la educación también puede ser el gran remedio, entonces, el escenario de las prácticas humanas, de las buenas prácticas educativas, representa para nosotros como sociedad una manera de asumir este reto: una educación menos desigual, una educación que responda a los modelos de cada una de nuestras naciones y que represente lo que los organismos internacionales como la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) nos plantean como educación para todos. Esto no significa que todos vamos a ir a una misma escuela, sino que hay que buscar una representatividad de cómo formular esta negociación y algo que está muy pendiente aún que es el contrato social, divorcio entre la escuela y la sociedad, divorcio entre la escuela y la familia, y que nos centra la atención en modelos ideológicos. Este es un concepto que podría traer un replanteo, una nueva intención de la pedagogía, pero hay que descolonizar el pensamiento pedagógico. Y hacia ahí tienen que ir los pensadores, los investigadores, los maestros, los docentes, todos, de alguna manera estamos implicados en el modelo educativo.
Echar de lado el pensamiento de la educación acumulativa, el pensamiento sin una práctica transformadora. ¿La educación que transforma? ¿Cómo es esa educación que, quizás, otros autores llamaron liberadora? Educar para liberar.
-Como pensador, como investigador, como educador, como maestro que soy y padre de familia, creo que educar es una actividad compleja y la educación transformadora intenta en los momentos actuales entender las generaciones, entender los tiempos, acreditar el Norte que cada uno de nosotros pueda tener. Esto nos permitirá, de alguna manera, a mi juicio, entender cómo asumir responsabilidades éticas, profesionales, en torno a los cambios posibles, a las transferencias posibles, en torno al arte de educar. Y digo el arte de educar, porque la escuela debe entrar en sintonía con los nuevos tiempos. La escuela de hoy es una escuela que sigue educando con modelos tradicionales, es decir, quien enseña, quien aprende, la nota, el resultado; y yo creo que hay que mirar más hacia la naturalidad de una educación que entienda la diversidad en la forma de enseñar y en la forma de aprender, y de alguna manera genere el respeto a las capacidades potenciales de cada uno, del sujeto que asiste en esta escuela, o al modelo educativo transformador. De ahí la misión, no creo que podamos educar con antiguos curriculums, con distintos discursos metodológicos, sino que hay que enseñar, que la escuela tiene que diseñar nuevos instrumentos, nuevos diseños curriculares que nos permitan atender esto que queremos, la individualidad del modelo de aprender para que se sectorice, de alguna manera, su resultado, pero que no sea visto de hoy para mañana, que es algo que también en la educación transformadora tenemos que visibilizar.
En primer lugar, tenemos una nueva cultura que tiene que romper con lo tradicional de la cultura latina, que es la improvisación, que es la inmediatez y que es el descuido, que cuando analizábamos, por ejemplo, el modelo o el fenómeno de Finlandia todos lo visualizábamos con el éxito del modelo educativo, pero son naciones desarrolladas. Si nosotros no hablamos de un nuevo componente para esta educación transformadora seguimos hablando de papeles engavetados o simplemente discursos de viejos tiempos o de nuevos tiempos no aplicados. El éxito de la práctica pedagógica de hoy, de la educación de hoy tiene que estar diseñada en un nuevo modelo para transformar a las prácticas, y ahí está el llamado, y sí, me aventuro a decirte que la percepción que tengo de la sociedad, de las sociedades, de los grupos civiles, de las asociaciones, es que todos queremos participar en esa transformación y eso es bueno para la educación porque en la medida en la que todos estamos dispuestos se nos hace muy fácil que el proceso de cambio, de transformación, de transferencia, se dé como un nuevo modelo para la educación de hoy.
Un rol clave: ¿Qué papel juega la ciencia?
-Voy a hacer una analogía: la ciencia sana y el amor nos salva. Esta construcción es la que nos va a permitir ver, que los grandes desafíos del desarrollo no sean peligros globales, sino serían la necesidad de la humanidad para seguir habitando este planeta Tierra, y que los únicos que pudiéramos construir desde la ciencia y desde el amor, esta construcción somos nosotros, los seres humanos. Lo otro dejémoslo como visibilidad para el futuro, veámoslo como el pronóstico para el desarrollo, pero entendemos, de alguna manera, que la ciencia siempre sea respetuosa y responda a las necesidades de los hombres y las mujeres, y que el amor venga a fortalecer en estas prácticas que también son humanas. Soy defensor de la tierra en la que vivo, que es también la nuestra y soy defensor del contexto histórico que me toca vivir.
Medios de comunicación: para informar, vincular o impartir imperativamente. ¿Qué reflexión cabe al respecto a los comunicadores, periodistas?
-Una de las competencias que tiene que tener un maestro en la escuela es la competencia comunicativa, que no sólo es dialogar, la competencia comunicativa está en ayudar y saber pedir ayuda. El comunicador, el periodista, el gestor de la noticia, es muy importante, porque digo yo, necesitamos un comunicador que eduque pasado, en la parte de educar, y es educativa en la medida que informa. Si la noticia informa ya de hecho está colaborando y ayudando a esta forma de pensamiento. Muchas veces la noticia se vuelve sensacionalista, o noticia falsa, y deja de ser una noticia que realmente se imponga en la manera de pensar del ciudadano, de la persona a quien va emitida. La sociedad, tiene delante un peligro global, que es la tecnología, y la comunicación hoy es más tecnológica que lectora, así que, todavía tenemos que seguir con la plataforma del libro, de la escritura, porque eso nos va a ayudar a esta generación a no tener desafíos mayores.
Hay una cualidad del arte de la cinematografía que es la cuarta pared, la comunicación debe romper la cuarta pared, lo mismo tiene que hacer la educación, romper la cuarta pared para que cada alumno que se asuma con la responsabilidad de transformarlo, transite y sea un elemento transformador para la sociedad en la que vivimos. La comunicación es importante no sólo para usted que es especialista de ella, sino para todos los seres humanos. Ayudar y saber pedir ayuda. La humanidad pide ayuda y en ustedes está la manera en la que van a diversificar la noticia para que llegue con todas las voces. Hay que emocionar el cerebro para aprender, si la noticia nos emociona nos hace felices, nos hace aspirantes a cosas buenas, si la noticia es un desafío nos pone a pensar y lo que el mundo necesita son buenos pensadores.
¿Qué piensa del abordaje desde el pensamiento crítico?
– El pensamiento crítico está como está la neurociencia, de moda. Es decir, hay una nueva lectura y una manera nueva de intentar dar respuesta a lo que no se ha venido haciendo bien, y surge esta tendencia al pensamiento crítico que se ha puesto de moda. Pero el pensamiento crítico nunca se podrá olvidar de las teorías del desarrollo humano, de los grandes pensadores y las teorías. Debemos mencionar en nuestro contexto latinoamericano interesantísimos personajes o personalidades del saber que, de alguna manera lo han hecho, y han diseñado, desde la política internacional latinoamericana, para contextualizarla, y eso habría que repensar.
Mi mirada del pensamiento crítico en relación es que si no construimos la alteridad, si no construimos el ponernos en lugar del otro, no podríamos transferir lo que realmente aspira el pensamiento crítico, lo que parece fácil es complejo, es decir, mi manera de actuar con resultado, cómo volcarlo a la manera de hacer de otros, ese saber compartido, y aquí viene la gran estructuralidad, si seguimos siendo tan individualistas en el recurso pues se ideologiza la educación y al penetrar una ideología del pensamiento pedagógico nos da como resultado la no comprensión. El pensamiento crítico nos lleva ahí, a ponernos en el lugar del otro, nos lleva a pensar, de alguna manera como transmitir, traducir las formas de pensar en relación con los otros y darles las respuestas que amerita. Si no lo hacemos desde la mera de construir espacios plurales, diversos, el pensamiento crítico quedará como una estrategia modeladora, clasificatoria, poco desarrollada y entonces no tendremos como dar respuestas, quizás a algo que está pasando en el contexto socioeducativo y que no va a tener respuesta sociopedagógica, pero sí creo que pensar desde la crítica, desde el pensamiento crítico presupone el respeto a la historia, a la continuidad histórica del pensamiento y a las teorizaciones que también ocupan un lugar en la ciencia. De ahí es que el camino nuevo sea siempre esto, la educación el camino mejor y una ciencia, por supuesto, acompañada del amor.
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