Ayer, con la celebración del Domingo de Ramos, dio inicio la semana más importante del año para los católicos. En Corrientes, la misa central se realizó en la iglesia Catedral y fue presidida por el arzobispo Andrés Stanovnik, quien instó a «cuidar a los más débiles y entre todos proteger el lugar que habitamos».
La intensa lluvia que cayó durante la mañana del domingo en la Capital no impidió que la Catedral se colmara de fieles que asistieron para la tradicional bendición de ramos y la misa, ambas a cargo de la máxima autoridad eclesiástica de Corrientes.
PALABRAS DEL PASTOR
En primera instancia, el Arzobispo brindó una breve homilía luego de bendecir los ramos, en la que recordó que «con el Domingo de Ramos iniciamos la celebración del misterio central de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que conmemoramos el Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado de Gloria».
Luego, destacó que en estas fechas se rememora que «Dios cantó la victoria del amor sobre el odio», y agregó: «El camino para el reencuentro con Dios y entre los pueblos de la tierra es el que realizó Jesús, poniendo en evidencia el inmenso amor que Dios nos tiene. No tengamos miedo de acompañar a Jesús y dar público testimonio de nuestra fe en él y en la Iglesia».
Posteriormente, durante la misa, el Arzobispo brindó su homilía central, en la que expresó: «Últimamente estamos escuchando con frecuencia la palabra sínodo, que significa caminar juntos… Hoy, luego de proclamar el relato de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, podríamos preguntarnos qué nos dicen esas dramáticas últimas horas que pasó Jesús con la invitación que nos hace la Iglesia a caminar juntos… De mi parte, les comparto lo que me parece central para poner un fundamento sólido al camino que hoy debemos realizar en la Iglesia, donde todos estamos llamados a profundizar la comunión, promover la participación y entusiasmar a la misión».
Respecto a la Pasión de Cristo, planteó: «Ese espectáculo debe captar nuestra atención y permanecer en él, porque allí está la fuente de luz y de gracia para vivir de cara a Dios, abiertos a todos los compañeros de camino, dispuestos a establecer con todos ellos lazos de amistad y de sincera colaboración para el bien de todos».
Por último, retomando la idea del sínodo, expresó: «Para caminar juntos es necesario, entonces, mirar a Jesús Crucificado. Con él aprendemos a caminar juntos en el matrimonio, en la familia y en la Iglesia. En él tenemos la fuerza para ser luego testigos en el mundo de que es posible soñar con una familia humana, en la que nos reconozcamos hermanos y hermanas todos, maravillosamente diversos, pero todos con la misión de cuidarnos, juntos cuidar a los más débiles y entre todos proteger el lugar que habitamos. Hagámonos un lugar durante esta semana para prolongar tiempos de mirar a Jesús en la cruz y contemplar allí el amor de Dios».
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