Hermanos:
«Así nos lo ha mandado el Señor: Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la Tierra» (Hecho 13, 147).
«Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla» (Juan 1, 5).
Hoy, 13 de diciembre se recuerda Santa Lucía de Siracusa (283-304); fue una mártir cristiana que padeció el martirio durante la persecución del emperador romano Diocleciano. Es venerada en la Iglesia católica, la ortodoxa y luterana.
Es muy oportuno saber que esta Santa y Mártir, de acuerdo con la tradición, provenía de padres nobles y ricos, hija de Eutiquia. Del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, «Los hijos de la luz». Lucía ciertamente significa «Luz» o «la que lleva luz». Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Su madre, que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para que se librase de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Como su madre sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su madre accedió. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del Emperador.
Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dijo: «Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes». Irritado Pascasio, ordenó a sus soldados a que la llevaran a un prostíbulo para que la violaran y luego se dirigió a Lucía diciéndole: «Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo». Los soldados la tomaron para llevársela, la ataron con cuerdas en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían moverla: la muchacha permanecía rígida como una roca. Al enterarse de lo sucedido, Pascasio ordenó someterla a suplicio con aceite hirviendo, pero no logró hacerla desistir. Condenada a ser martirizada, antes de morir profetizó su canonización y su patronazgo como protectora de Siracusa, junto con la caída de Diocleciano y Maximiano.
Es la Patrona de la vista. Es Patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades. Es Patrona de los campesinos, electricistas, modistas, chóferes, fotógrafos, afiladores, cortadores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores.
Qué oportuno es relacionar y contrastar la vida terrenal de esta gran Santa y Mártir con la realidad cotidiana y social en la que viven las personas.
A Santa Lucía se pide y agradece favores recibidos para la conservación y devolución de la vista corporal para ver las cosas del mundo circundante ¿Pero, se le pide ver con el alma? ¿Ver desde la razón? ¿Ver hacia dentro la esencia de cada uno? ¿Ver desde adentro hacia el exterior si cada esencia es potenciada para el bien? ¿Pueden tomar y seguir el ejemplo de ver y que no sea sólo con los ojos? ¿La fe se mira con los ojos, se ve con el corazón que es visitado por el Espíritu Santo? ¿Se tiene los ojos abiertos o están vendados para no dejar pasar la luz de la razón y el corazón?
En la Argentina existe una señora simbólica llamada Justicia, con ojos , pero con un velo oscuro y opaco que no deja traspasar ni un halo de luz, la cual cubre parte de su rostro.
¿No será el momento que el pueblo cristiano y católico de Dios empiece a entender que mientras que de la justicia no caiga ese velo todos serán ciegos? Será el pueblo quien debe tener el coraje, la convicción y la certeza, la valentía de ser el protagonista de decir: «Que se abran los cerebros que movilizan las acciones racionales y que serán contempladas con los ojos».
¿Ya no se tuvo, y se tiene, día a día demostraciones de que la oscuridad no conduce a ninguna parte? o ¿Tal vez es el punto de partida para empezar?
Si bien, Dios os otorgó el día y la noche, pero ambas con luz ¿qué más pretenden?
Ahora bien; conocen la historia religiosa y la historia actual terrenal. ¿Qué se espera para reaccionar? ¿Qué empuje necesitan para actuar?
Hermanos: la historia la escriben los hombres; a tomar el pincel imaginario y empezar a escribir una página llena de luz, de verdad, de justicia, de paz, de amor, de alegría y sobre todo con razonamiento como seres humanos conscientes y responsables de acciones que afectan a uno mismo y al prójimo.
«Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos» (Salmo 19, 8).
«Pero si vivimos en la luz, así como Él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado» (1° Juan 1, 7).
Es Palabra de Dios
- Párroco de la localidad
de San Roque.
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