na capilla hecha en adobe y paja fue dedicada a San Francisco de Asís y se inauguró en el predio de la reserva natural del proyecto @ibera.birding del biólogo Horacio Matarasso, que se desarrolla en el ingreso al paraje Itá Paso.
Así lo dio a conocer Cleopatra Barrios, investigadora del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y comunicadora social que es oriunda de esta localidad, en sus redes sociales.
«Con la guía del gestor cultural, Miguel Ojeda y ejecución de obra de Ramón Rodríguez, la localidad, heredera del legado guaraní jesuítico materializado en su red de capillas y dueña de un entorno natural privilegiado, suma una nueva capilla de tipología rancho, siguiendo la tradición de los ancestros», comentó.
Sobre la construcción, detalló que se levantó con la técnica de estanteo, tiene paredes de barro, techo de paja a dos aguas y alero frontal.
Acompaña a la imagen de San Francisco colgada de la pared en el altar central, una representación de Santa Clara.
Luego del acto de apertura, con rezo y procesión también se entronizó una imagen de bulto de la Virgen de Itatí, donada por una familia de la zona.
Compartieron la inauguración Mercedes Alegre, en representación del Ministerio de Turismo de Corrientes; Alejandra Boloqui, de la Cámara de Turismo; el intendente de Loreto, Orlando Maidana, y autoridades de la localidad de Caá Catí, así como numerosos vecinos que le dieron el marco religioso a la ceremonia.
LEGADO
JESUÍTICO
Se trata de la segunda capilla estilo rancho que tiene la localidad, la primera está dedicada a Nuestra Señora de la Candelaria y resguarda una imagen que data hace unos 200 años y representa un legado de las evangelizaciones jesuíticas considerada una reliquia.
La imagen y la capilla de la Candelaria son parte de aquellos objetos que los guaraníes en éxodo rescataron y transportaron hasta sus nuevos asentamientos. Procede de Candelaria (Misiones) y fue traída a Loreto (Corrientes) en 1817, junto a las demás imágenes y objetos de las misiones jesuíticas.
Esta imagen perteneció a la familia Asicá, luego pasó a manos de la familia Chavette y finalmente a Cayetana Areyú, quien la conserva en la actualidad en la pintorezca capilla, de acuerdo a una publicación de Región Litoral.
.