Queridos hermanos y hermanas:
En nuestro tiempo, marcado por la desinformación y la polarización, donde pocos centros de poder controlan un volumen de datos e informaciones sin precedentes, me dirijo a ustedes convencido de cuán necesario -hoy más que nunca- sea su trabajo como periodistas y comunicadores. Su valiente compromiso es indispensable para poner en el centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva hacia el prójimo», comienza el mensaje del Papa Francisco, que se dio a conocer en Roma, el 24 de enero pasado, destinado a la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebra hoy y como cada año el Domingo de la Solemnidad de la Ascensión de Jesús al Cielo, motivo por el cual el obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Canecín, presidirá la Misa a las 20 en la Catedral, a la que se invitó a todos los involucrados con la Prensa, empresarios y personal de los medios de comunicación.
EL LEMA
Francisco publicó su mensaje en aquella fecha por ser de la memoria de San Francisco de Sales, Patrono de los Comunicadores, con lema para este año: Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones.
Ese tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales llama la atención sobre el hecho de que hoy, con demasiada frecuencia, la comunicación es violenta, dirigida a «golpear» y no a establecer las condiciones para un diálogo, informó el área de Prensa del Obispado de Goya al invitar a la Misa de esta noche.
El Pontífice argentino precisa en su mensaje legado, que es necesario desarmar la comunicación, purificarla de agresividad. Desde los programas de entrevistas hasta las guerras verbales en las redes sociales, el paradigma que corre el riesgo de imponerse es el de la competición, de la oposición y de la voluntad de dominio.
«Para nosotros, los cristianos, la esperanza es una persona y es Cristo. Y siempre está ligada a un proyecto comunitario; cuando hablamos de esperanza cristiana no podemos prescindir de una comunidad que vive el mensaje de Jesús de forma tan creíble que deja entrever la esperanza que conlleva, y es capaz de comunicar la esperanza de Cristo con hechos y palabras incluso hoy con hechos y palabras».
La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se celebra en la Iglesia y para toda persona de buena voluntad desde 1967 y fue instituida por expresa voluntad del Concilio Vaticano II, la cual se celebra en numerosos países, por recomendación de los obispos del mundo (Inter Mirífica, Artículo 18; Instrucción Pastoral Comunión y Progreso N° 100 y 167), el Domingo de la Solemnidad de la Ascensión del Señor.