El presidente Alberto Fernández anunció ayer, viernes 21, que no competirá en elecciones primarias ni generales para alcanzar otro mandato. La decisión, interpretada como un gesto de grandeza en el seno del Partido Justicialista, desnudó la fragilidad del acuerdo que une al arco político y la inestabilidad institucional que padece el país. Por primera vez, en mucho tiempo, no habría ex presidentes en carrera al sillón de Rivadavia, un hecho que pone el acento en la oportunidad de una renovación que el peronismo clama para retornar el país hacia sus bases doctrinarias.
Ayer viernes 21, el presidente de la Nación Alberto Fernández tuiteó un video con su voz sobre las palabras que muchos, dentro y fuera del justicialismo, estaban esperando: «El 10 de diciembre entregaré la banda presidencial a quien haya sido elegido legítimamente en las urnas por el voto popular».
Cuatro días consecutivos de volatilidad en el mercado cambiario, una cuarta confirmación de que las proyecciones inflacionarias programadas por el Ministerio de Economía para 2023 no se cumplirán, nuevos datos que ubican las reglas de la pobreza y de la indigencia en progresivo crecimiento, y el desgaste político por la corrosiva aunque lógica fricción entre espacios que aspiran al poder desde dentro y fuera del frente oficial, pusieron un punto final a las aspiraciones de Fernández que, según él mismo señaló, a partir de ahora sólo dedicará esfuerzos a resolver los problemas de los argentinos.
El de Fernández es el tercer renunciamiento de un ex presidente, el segundo del Frente de Todos, a competir por un mandato presidencial en 2023, luego de los ya asumidos por la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner y el ex presidente Mauricio Macri.
Como el 7 de diciembre de 2022 la Vicepresidente dijo «en 2023, no voy a ser candidata a nada, ya no voy a tener fueros», y el 26 de marzo pasado Macri que tampoco lo será porque la alianza opositora «ha logrado superar esa falsa ilusión del individuo salvador», en su propio renunciamiento, Fernández señaló a la deuda externa, a la pobreza, a la inflación, a la pandemia, a la guerra y a la sequía, como los principales condicionantes de su gestión.
«Asumí en 2019 en un país endeudado y en default», reconoció y apuntó como los principales causantes de su decisión a la «la brutal sequía, las más importante en más de un siglo», como así también la «pandemia mundial» por el Covid-19.
«Tendimos puentes en un mundo en crisis», «defendimos nuestras posiciones en los foros internacionales» aunque «no logramos todo lo que nos propusimos, nos duelen las familias en condición de pobreza y nos duelen los bajos ingresos», fueron algunos de los pasajes, entre los que destaca: «No tomé una sola medida en contra de nuestro pueblo».
El mandatario también apuntó a los «especuladores de siempre que generan inquietudes en los mercados jugando con el dólar ilegal», y dijo que está lejos de «quejarse». «Tengo que concentrar mi esfuerzo, mi compromiso y mi corazón en resolver los problemas de los argentinos y las argentinas, como enfrentamos la deuda y la pandemia», reza otro fragmento del audiovisual.
«PASO NECESARIO PARA ORDENAR EL PERONISMO»
Una de las primeras declaraciones luego de divulgado el video, fue la del ministro del Interior y potencial candidato a presidente, Eduardo «Wado» de Pedro, que definió la decisión de Fernández como un «paso necesario para ordenar el peronismo». «Es un paso para darle la vitalidad y el orden necesario para volver a soñar», aseveró el Ministro desde Santiago del Estero.
En el marco del anuncio de hoy, el Consejo Nacional del Partido Justicialista fijó para el próximo 16 de mayo la fecha para el congreso partidario que definirá las alianzas con las que el Frente de Todos irá a las elecciones, encuentro que tendrá lugar en el microestadio de Ferro.
Al acto en la sede histórica porteña del justicialismo ubicada en la calle Matheu 130 del barrio porteño de Balvanera, con la presencia de sus 75 miembros, fue presidido por el propio Fernández y duró tan sólo 20 minutos.
«Hay acuerdo para empezar a ordenarnos y darle una estrategia clara a nuestro partido de cara a las elecciones», dijo el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, primer vocero luego de la reunión. «Encontrar candidatos de consenso y de unidad será parte de la estrategia. Tuvimos buenas y malas experiencias y queremos unificar criterios. Cualquiera que se quiera presentar a las Paso, vamos a estar ahí; pero a nivel nacional se irá decidiendo próximamente», enfatizó.
Argentina celebrará la primera vuelta de las presidenciales el próximo 22 de octubre, con una eventual segunda ronda el 19 de noviembre. Antes, el 13 de agosto, los partidos políticos deben realizar elecciones primarias obligatorias. El Congreso también haría una delimitación de buena convivencia para la campaña de las Paso, instancia de la cual todavía resta definir todos los precandidatos: para esto hay un margen de tiempo que se extiende hasta el 14 de junio, cuando vence el plazo para presentar alianzas y frentes, según el cronograma electoral establecido por la ley vigente.
LA OPOSICIÓN, «SIN SORPRESA»
Para Juntos por el Cambio, el anuncio no altera demasiado el escenario político por el desgaste que ya arrastraba la figura presidencial. Uno de los que mejor resumió esa sensación fue Mario Negri. «La noticia no mueve el amperímetro», afirmó el Jefe del bloque de diputados radicales.
«Es una muestra más del fracaso de este gobierno, de todo el kirchnerismo y de Cristina Kirchner», consideró el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Junto al economista Martín Redrado, el candidato presidencial aprovechó la oportunidad para posicionarse: «Yo voy a sacar el país adelante. Vamos a bajar la inflación y vamos a mejorar la seguridad».
Otro aspirante a presidente, el radical Gerardo Morales, advirtió que «el Gobierno no puede remontar con ningún candidato este caos social y económico. Su legado es más atraso, más endeudamiento, más inflación, más pobreza. No tienen liderazgo ni carácter para gobernar. Sería una irresponsabilidad pretender seguir conduciendo el país a la ruina».
Miguel Pichetto, del Peronismo Republicano, analizó: «Se ha puesto blanco sobre negro. Era esperable la renuncia a la reelección. El deterioro de la figura presidencial es un proceso que empezó el primer día sin legitimidad de origen, y no pudo consolidar en el tiempo una legitimidad de ejercicio». «Nadie discute la reelección de un presidente para un segundo turno si la gestión es medianamente exitosa y eficaz», remató el auditor general de la Nación.
Para el mendocino Alfredo Cornejo, líder del bloque de senadores de Juntos por el Cambio, «la declinación de Fernández es síntoma del absoluto fracaso que fue su gobierno». «Muy pronto, los argentinos tendremos un nuevo gobierno, que reconstruya la esperanza tras el desastre que están dejando», se entusiasmó.
El titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, opinó que «es la triste realidad y su pésima administración del país lo que bajan al Presidente de la candidatura. El Presidente se baja de donde nunca estuvo. Quizás se podría subir donde tampoco nunca estuvo: a la altura de un jefe de Estado que ofrezca, al menos, algún plan para solucionar los problemas de los argentinos».
Javier Milei, por su parte, dijo que Fernández «no acertó ninguna: Todas las decisiones que tomó fueron malas, todo lo hizo en la dirección incorrecta, entonces lo único que podía pasar es que terminara mal».
VALDÉS: «ERA LÓGICO». El Gobernador de Corrientes hizo un breve apartado en su agenda, mientras participaba del lanzamiento de las Primeras Jornadas de Inteligencia Artificial, para señalar que Fernández no tenía otra opción: «Era lógico, no tenía ninguna posibilidad», sostuvo. MARTÍNEZ LLANO: «ERA ALGO PREVISIBLE». El referente peronista, que hace tiempo anticipó cuál será la estrategia del FdT, que iría con una sola fórmula presidencial con el ministro del Interior «Wado» de Pedro a la cabeza, sentenció que «en los demás cargos habrá primarias».
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