Con el lema Vamos juntos anunciando la alegría del Evangelio, la comunidad de San Ramón Nonato de Goya, celebró a su santo patrono en la jornada de este jueves, 31 de agosto, cuya misa con las embarazadas la presidió el obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramón Canecín. Celebración que se inició en el primer minuto del día con una misa y continuó a las 10 con otro oficio que presidió el párroco del lugar, Miguel Galeano.
San Ramón -de quien su epíteto Nonato (del latín nonnatus) se deriva de haber sido extraído del útero de su madre por el vizconde de Cardona, usando el método cesárea después de que ella hubiera fallecido-, tuvo una vida de entrega a Dios y trabajó hasta el martirio por los oprimidos, defendió la vida de los sometidos y predicó con la palabra y el ejemplo.
«Fue un mensajero de la Iglesia y defensor de la vida concebida, de las mujeres embarazadas, de los niños y de los que desean ser padres», enfatizó el Obispo, que encomendó «muy especialmente» por «intercesión de San Ramón, se cuide y proteja la vida. Invoco una petición para que Dios Padre Creador proteja a cada madre que está gestando un nuevo ser», dijo, y pidió la intercesión para «quienes desean tener hijos y aún no lo han logrado».
San Ramón optó por la vida y la libertad «aun a costa de su propia vida y de su propia libertad», por eso su mensaje es siempre actual, e invita a «cuidar la vida en todas sus etapas», remarcó.
El Obispo, al comenzar la homilía, se preguntó, con los cientos de fieles que cada año se acercan a recibir la bendición de San Ramón, «¿qué pasa por nuestro corazón?», a lo que respondió: «Nosotros que pertenecemos a la cultura latinoamericana y al Nordeste argentino somos tan ‘noveneros’ y nos gustan las novenas y las fiestas patronales; vamos de novenas en novenas. Es que nuestro corazón es muy religioso y es porque nuestro corazón tiene nostalgia de Dios», definió.
«Tenemos nostalgia de Dios, por eso, lo religioso nos atrae. Por eso, en nuestras casas tenemos un espacio para nuestras imágenes de los santos» y evocó a San Agustín que dijo: «Me hiciste Señor para tí, inquieto e insatisfecho está mi corazón hasta que no descanse en tí».
«Nuestro corazón está hecho por Dios y para Dios, por eso, somos tan religiosos. Es muy lindo descubrir y vivir, pero también, es muy lindo contagiar a las nuevas generaciones, porque la fe se transmite por contagio», advirtió.
Al dirigirse a las embarazadas, les dijo «ustedes desde el primer momento de la concepción ya van contagiando la fe, van transfiriendo lo bueno, hermoso, bello y lo santo. Es tan estrecho el vínculo del bebé con la mamá, que todo lo que pasa por el corazón de la mamá se contagia y qué bueno es esto de que puedan contagiar desde el seno materno esta dimensión religiosa».
Comentó, en consecuencia, «¡qué lindo es que desde el seno materno ustedes bauticen a sus bebés! Desde el primer momento de la concepción ustedes pueden bautizar a su bebé por dese; ¡Qué lindo es decir que mi bebé que se empezó a gestar aquí en mi vientre sea cristiano, eso se llama bautismo de deseo».
Monseñor Canecín impartió una bendición especial a cada una de ellas y destacó luego la devoción a San Ramón Nonato que «vivió hace muchos siglos y llegó desde muy lejos, porque la santidad trasciende espacio, el tiempo y llega a todos lados. En el fondo de nuestro corazón nosotros anhelamos la santidad», subrayó.
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