Los cementerios son lugares sagrados en casi todas las culturas. Su presencia es un recordatorio de la finitud de la vida y no es poca la gente que les rinde respeto. Estos espacios también son relacionados con hechos extraños que no tienen aparente explicación. Una de esas experiencias fue la que dijo haber vivido un oficial de la Prefectura Naval Argentina en el monte correntino, cuando le tocó hacer guardia en una zona inhóspita del Departamento Santo Tomé.
Este relato fue dado a conocer en el canal de YouTube Nervustrack, especializado en temas paranormales, testimonios de experiencias extrañas, mitos y leyendas. Se trata de un espacio online que cuenta con más de 193.000 suscriptores en el que muchas personas se animan a dar cuenta de situaciones de este tipo, de las que fueron testigos.
Ese fue el caso del oficial Leonardo Rodríguez, oficial Superior de Prefectura Naval Argentina que fue destinado a Santo Tomé en 1992. En ese tiempo, los destacamentos de la fuerza en la zona eran Yohaza, Paso Hormiguero, Ramón Guarda y Marinero Lorenzo Romero, los últimos tres, aguas abajo del río Uruguay.
PRIMERA PERSONA
Tal cual explicó en ese tiempo, los subalternos debían recorrer los destacamentos y quedarse en ellos por varios días para controlar el funcionamiento. También acompañar en los patrullajes a los oficiales destacados. A pesar de su rango, a Leonardo le gustaba salir a recorrer el monte y fue así que en una de esas salidas vivió la extraña experiencia.
Según el testimonio de Rodríguez, reproducido por Nervustrack, en esa oportunidad, llegaron al destacamento en una lancha de aluminio para quedarse unos días. Mencionó que el lugar era muy precario y no contaba con energía eléctrica. Al arribar controlaron los documentos y prepararon los elementos para un patrullaje a la mañana siguiente.
Con todos los elementos necesarios, incluidas armas salieron a hacer el recorrido. El oficial recordó al respecto que en la zona es muy común el abigeato por parte de brasileños que cruzan al territorio correntino para robar animales, faenarlos y llevar la carne de vuelta a su país. «Ese día, por suerte, la patrulla se desarrollaba sin ninguna novedad. Caminamos durante un largo rato hasta que nos encontramos con algo inusual, al menos para mí», relató.
«Nos topamos con unas cruces. Algunas eran de madera y otras de piedra labrada. Una especie de cementerio precario con seis o siete tumbas», dijo. También contó que uno de los oficiales que lo acompañaba se puso muy serio y le pidió que lo ayudaran a limpiar un poco el lugar antes de seguir.
«No me resultó extraña la idea y accedí a su pedido. No tardamos mucho en terminar y antes de seguir, noté que el oficial se persignó y todos lo que estábamos ahí también lo hicimos. Luego me miró y me pidió marcar el cementerio. Esto sí me pareció extraño, pero accedí y él lo hizo atando un trapo a unas ramas de árboles. Después seguimos el patrullaje hasta la tarde y regresamos al destacamento», agregó en el relato.
En el puesto los esperaba otro oficial, de apellido Dos Santos, que los recibió y les preguntó cómo les fue. «Ahí el que nos acompañó le dijo con cara seria que habíamos encontrado el cementerio y el otro no dijo más nada».
Rodríguez los interrogó sobre el tema, pero la respuesta que recibió era que al otro día los iba a acompañar Dos Santos y que ahí iba a despejar sus dudas. Así ocurrió, la mañana siguiente salieron temprano fueron por el mismo lugar, pero había algo muy diferente: el cementerio ya no estaba.
«El ayudante me mostró la zona, pero no vi las cruces pese a que las busqué. Hasta que en un momento veo el trapo que habíamos atado en una de las ramas y me quedé helado», rememoró Rodríguez.
En ese momento, Dos Santos le señaló: «Menos mal que ayer estuvo con el ayudante Benítez, que conoce sobre este tema». «Me contó un poco más y me dijo que algunas patrullas se han cruzado con el cementerio y que sólo aquellos que saben de su existencia le dedican un tiempo para limpiar, rezar, persignarse y mostrar alguna forma de respeto. También me contó que más de una vez tuvo que salir a buscar patrullas perdidas en el monte. Cuando las encontraba siempre escuchaba la misma historia: habían pasado por un cementerio, pero siguieron su curso sin parar y sin mostrar respeto», completó el oficial.
LA CREENCIA
Sobre qué ocurrió, pocas personas lo saben. El testimonio completa que el misterioso camposanto es conocido por la poca gente que habita esa zona, como el cementerio Ramón Guarda. «La creencia dice que si lo encontrás y no mostrás respeto hacia las tumbas, es muy probable que no te muestre el camino de regreso y te pierdas en el monte correntino», señala el relator del canal de YouTube.
Una rara historia que cobra fuerza en los comentarios del video, donde ex prefectos y personas que pasaron por la zona, afirman haber escuchado o visto el mismo extraño lugar.
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