El tomate es protagonista de un dramático panorama en las localidades del Interior, que pone en contraste las pocas o nulas ganancias de los productores hortícolas y los precios altísimos a los que se enfrentan los bolsillos de los correntinos día a día al ir a los supermercados.
Tal como se informó en ediciones anteriores de EL LIBERTADOR, Santa Lucía, Lavalle, Goya y otras zonas fueron escenarios de descarte de esta fruta.
Durante las últimas semanas, se viralizaron fotografías de vacas y chanchos alimentándose de los tomates arrojados a los campos, imágenes dolorosas de la irónica realidad en una región de naturaleza rica como el Nordeste.
EN REMATE
Ayer, se realizó una manifestación inusual en Goya, en reclamo de la situación: «Un cajón de tomates por lo que la gente quiera pagar». En diálogo con Radio Continental, el productor tomatero, Miguel Tomasella habló sobre cómo surgió la iniciativa de vender los 1.600 kilos cosechados en la semana en la rotonda de ingreso a la ciudad, donde la gente se agolpó desde las 8.
A partir del consejo de un amigo, decidió llevar sus 91 cajones de tomate a la rotonda y venderlos de manera directa a los vecinos. «Estamos desamparados», expresó.
«El tomatero no quiere mis tomates. Me advirtió que al tener que pagar el flete para Corrientes, sería una pérdida para los dos. Con mi mujer nos sentamos a ver qué hacíamos con el tomate, si llorábamos o tirábamos», contó.
Ante esta disyuntiva, surgió una tercera opción que pudiera ser una ganancia para dos partes: el productor y el vecino. «Iba a tirar el tomate y un amigo me dijo: «No tires, ponelo en una caja y lo ofrecés al precio que te quieran pagar», recordó.
GANAR O PERDER
«Acá vendo a 50 o 80 pesos el cajón de 20 kilos, allá en Corrientes lo venden a 1.500 pesos el cajón de tomates en el mercado central. Los mismos verduleros de nuestro pueblo tienen a 100 pesos el kilo de tomate», precisó Tomasella, a lo que agregó que «nadie quiere comprar, están llenos, nadie quiere bajar el precio».
«Aunque a mí me paguen 90 pesos, y vendan más barato, todos vamos a ganar. Pero no lo hacen, así terminamos perdiendo todos», advirtió.
Al respecto del paisaje que ofrecen los campos de los pequeños y medianos productores, comentó que «desde fines de junio venimos con pérdidas» y que «hay una desolación en el sector productivo, no sólo con el tomate, sino también con el tabaco».
HASTA EL FIN
Tomasella perdió maíz, tabaco y sorgo, y sobre el ganado que posee, se refirió como «esqueletos de vaca», por la falta de pasto y agua.
«Tuve que pagar 500 mil pesos por una bomba sino se me moría todo. Si necesito plata, vendo una vaca. Se gana menos y algunos te compran porque te hacen una gauchada», relató.
Sin embargo, así como muchos productores de estirpe correntina, sostuvo que por su hijo de tres meses va a «seguir trabajando para mantener lo que tengo».
«El estanciero tiene para sustentar gastos, pero nosotros los pequeños productores no. Ojalá alguien se acuerde de nosotros. Voy a seguir peleándola hasta el fin», concluyó.
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