El Gobierno provincial, atravesado por una serie de internas, con la diáspora del ricardismo; así como el PJ de Ottavis y el avasallante paso de La Cámpora en la orgánica partidaria, con la «Cooperativa» residual despotricando; al igual que la dilución de los autopostulados, junto con la -por ahora- inconcreta alianza de caciques del Interior evidencian una crisis política general latente. Ni los libertarios se animan a dar un paso con un candidato de pura cepa. Un calendario
sin precisiones, con varios casilleros por completar y muchos nombres en danza. Las encuestas (aunque siempre imprecisas), a la orden del día. Los acuerdos, por verse.
Corrientes siempre fue una «República aparte». Y en términos políticos, más aún. A esto se suma el nuevo contexto nacional, tras la irrupción de Javier Milei y su nueva forma de hacer política, con la batalla cultural en marcha.
Un combo perfecto para la incertidumbre. Un horizonte de pura irresolución que impacta en cada uno de los espacios que pretende competir por la Gobernación en este 2025. Así se observa a diario, en cada declaración, en cada mitin, hasta en cada imagen que transita el halo de las multiplataformas.
De esta coyuntura no escapa nadie. Desde el más poderoso hasta el más improvisado dirigente que pretende emular la osadía del Presidente libertario. Ninguno sabe dónde está parado ni cómo continuará el derrotero hasta que se libre la batalla en las urnas.
El Gobierno, ensimismado en su quehacer debe lidiar con algunos nubarrones puertas adentro que oscurecen el camino. Ello, a pesar de que meses atrás pasó un vendaval que sacudió los cimientos de la alianza: el portazo de Ricardo Colombi. Las pujas siguen y no sólo entre los correligionarios. También con algunos socios.
El justicialismo, en una guerra de guerrillas que tiene a Buenos Aires como cabecera de playa y a la dirigencia correntina como batallones en la línea de trincheras. El PJ de Ottavis que expone la impericia del ex Bailando por un Sueño y las ambiciones sectoriales de líneas como la «Cooperativa», reconocida por las peores catástrofes electorales.
La Libertad Avanza, sin estructura territorial ni figuras locales de pura cepa, lo que se suma a las necesidades de la gestión Milei, que obliga a negociar con las fuerzas (que no son del cielo) que sí tienen aparatos y peso propio en sitiales clave como el Congreso.
La Liga de Intendentes que, hasta ahora, nunca apareció y que sólo se subsumió en expresiones de algunos jefes comunales con gestiones exitosas, teniendo como caso testigo al de Emiliano Fernández, en Gobernador Virasoro.
Y por otro andarivel, pero no menos errático, andan algunos exponentes de fuerzas minoritarias que buscaron primerear en el escenario provincial autopostulándose para la candidatura mayor, en una especie de «avanzada artesanal».
Todos tienen en común una variable ineludible a este escenario nacional: no pueden congeniar las estrategias, los consensos ni las ambiciones personales. Cada uno de ellos también transita lo inverosímil del discurso político ante la ciudadanía (hastiada de eso), la falta de financiación por el desapego generado en los sectores económicos para apostar solamente en una mesa. Cuestiones concretas y abstractas que pesan a la hora de desear transitar en una ruta sin inconvenientes.
El PJ, revolucionado
La lista interna que no pudo ser de unidad desnudó el poder del Instituto Patria y las ambiciones de las diferentes líneas locales. Cristina priorizó que en La Cámpora correntina la sangre no llegue al río. En detrimento de los demás espacios que, otrora beneficiados por su dedo, hoy lloran miserias en los medios. Tal el caso de la Cooperativa, con sus referentes quejándose de la Intervención y de lo hecho el pasado viernes 14 en la sede de calle Salta.
Por el momento, todas son palabras, trascendidos. Nombres deslizados por algunos sectores camporistas que hacen prever agregados en la grilla que compensarían el avasallante dominio K.
Intertanto, ninguna figura aflora como líder (aunque sea) carismático, capaz de atraer al electorado. Siquiera alguno del Interior para algún cargo en una intendencia. Todos actores repetidos que, justamente, no cuentan con un pedigrí electoral como para destacar.
Pareciera que los compañeros no supieron aprovechar la pelea entre los radicales y de estos con algunos aliados para usufructuar el hartazgo de la gente hacia un modelo de gestión alicaído. Fue todo lo contrario. Desde que se supo del quiebre radical, comenzaron a pegarse tiros en los pies cada semana, colaborando la Intervención, el Instituto Patria, Ottavis y demás para un desaguisado que hoy, 23 de febrero tiene al PJ correntino en ascuas.
La Liga que no aparece
Fue una promesa que fue tomando características de realidad conforme pasaban los años después de 2021. Sin embargo, distintas vicisitudes no colaboraron para un armado territorial tendiente a terciar entre la UCR y el PJ.
En principio, la detención de uno de los acompañantes primigenios de esta cruzada, el caso del «Tape» Caram, que dejó el Ejecutivo de Mercedes por una condena judicial dejó a la figura estandarte en soledad: Emiliano Fernández.
El Intendente de Virasoro cumple con casi todos los requerimientos que necesita un candidato. Tiene juventud, liderazgo, capacidad de maniobrar en ambientes hostiles (peleado con Valdés y los radicales) y una gestión ejecutiva ejemplar a cuestas. Sin embargo, le faltan dos variables casi ineludibles para este tipo de desafíos: financiamiento y notoriedad territorial.
De todas formas, el Jefe comunal virasoreño no afloja y mantiene una agenda que lo muestra decidido a empujar hasta que le dé la nafta. Una jugada que, de mínima, le permitirá sostener una cuota de poder para cualquier futura plataforma política que pueda emprenderse a futuro.
¿Y Ricardo?
El mercedeño más famoso hace su juego. Está más allá del bien y del mal. Nada lo asusta. Ahora, le tomó el gustito a moverse en las redes y en la web. Su publicidad como candidato aparece en cualquiera de los sitios o plataformas de interacción social que pueda imaginarse. Instagram, Tik Tok, Youtube, en todas. Su rostro y su frase «Vuelve Ricardo».
El oficialismo, en tenso avance
Más allá de la pelea entre Gustavo Valdés y Ricardo Colombi, no es menos cierto que -antes- el Gobierno tuvo la deserción de quien fuera dos veces Vicegobernador dentro del otrora ECO + Vamos Corrientes. En la actualidad, además del esmerilamiento sufrido con el portazo del mercedeño, hay un cúmulo de tensiones con un partido insigne de la alianza que gobierna. Se trata de una puja entre la UCR y ELI. Un tire y afloje propio -tal vez- de quienes tienen peso propio como para exigir mayor capacidad de maniobra. La fuerza que comanda «Perucho» cumple en breve 11 años (ver página 2) y desde hace tiempo mantiene una relación distante con el Gobernador y sus adláteres. Aunque los que saben confían en que, en breve, habrá más que señales sobre el camino que tomará el titular de Diputados.
Mientras, Valdés insiste con la instalación de su hermano, Juan Pablo en el armado electoral y ante la gente. Una empresa para nada fácil, con parte del radicalismo en implícita cautela, teniendo en cuenta que no puede haber más rupturas en el partido de Alem para evitar que la oposición se nutra de los entuertos radicales.
Libertarios, en stand by
La gran expectativa pasa por la definición que tome el «triángulo de hierro» en relación a Corrientes, quedando por ver si apostará a ganar la Provincia; y segundo, la definición que pueda adoptar sobre el candidato, en una puja que, al menos públicamente, está planteada entre el diputado nacional de La Libertad Avanza, Lisandro Almirón y el senador nacional, Camau Espínola.
En las últimas horas, Almirón tomó la palabra y aseguró que desde LLA están trabajando para poner a un libertario a competir por el Sillón de Ferré. El tiempo dirá.