Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, que conduce Juan Cabandié, a través del Servicio Nacional del Manejo del Fuego, informaron ayer por la tarde, que no hay focos activos en el Nordeste argentino.
En Corrientes, precisaron que «los incendios en Ituzaingó, Caá Catí y Santo Tomé fueron extinguidos, mientras que el de Berón de Astrada está contenido y el de Concepción está controlado».
Mientras que «en la provincia de Misiones los focos en Apóstoles y Cainguás fueron extinguidos. Allí operó un avión hidrante del Servicio Nacional», informaron en un comunicado oficial, publicado en el sitio web del organismo.
Se debe recordar que no es un detalle menor lo que se encargaron de resaltar, respecto a la pertenencia de la aeronave al Estado nacional. Es que se debe tener en cuenta la pelea político institucional que se libró en las últimas semanas entre Corrientes y el Gobierno central por la disponibilidad de un avión hidrante que colaborara con el combate al fuego.
De allí surgieron un sinfín de críticas cruzadas que derivaron en una especie de «armisticio», ofrecido desde el Ministro de Producción correntino al titular de Ambiente, Cabandié. Fue así que en la publicación de este sábado emitida en las redes sociales de la cartera nacional se hizo hincapié: «En la zona opera un avión hidrante perteneciente al Servicio Nacional del Manejo del Fuego». Pero una aclaración dejó a la vista que los chispazos continúan, puesto que especificaron que el vehículo fue «solicitado por la Administración de Parques Nacionales, junto a diez brigadistas de Parques Nacionales, y se brindó equipamiento de combate de incendios y móviles de apoyo. Además, se desplegarán dos medios aéreos más cuando las condiciones meteorológicas lo permitan».
O sea, volvieron a negar que la Provincia de Corrientes haya cumplimentado los requisitos necesarios para formalizar el pedido. Algo que el propio Gobierno radical ya se encargó de desmentir. Pareciera que este escenario de estragos colaboró para establecer una especie de «cuento de la buena pipa», que no ofrece un final a la vista.
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