Los precios en los supermercados correntinos no se retrotraen, pese a que los dólares paralelos bajaron y se estabilizaron por debajo de los 300 pesos, luego de la fuerte suba que tuvieron en julio. Los consumidores compran día a día, tratan de no gastar más aunque lleven menos y se endeudan para hacerse de los productos básicos.
Julio terminó como el mes con mayor inflación de los últimos 20 años, con el 7,4 por ciento tanto en la Argentina como en el Nordeste, según informó el jueves el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
El séptimo mes del año estuvo marcado por un agravamiento de la crisis económica, lo que se reflejó en el fuerte incremento que tuvieron los dólares paralelos, como el blue, que llegó a los 350 pesos. Esto hizo que proveedores y comerciantes apliquen remarcaciones, especulando con una posible devaluación del dólar oficial que finalmente no ocurrió. Incluso las cotizaciones bajaron y se situaron por debajo de los 300 pesos desde hace un par de semanas.
Pese a la aparente estabilidad del tipo de cambio, los empresarios que subieron los precios especulativamente no los bajaron hasta el momento y todo indica que no lo harán, aunque la cotización del billete estadounidense siga bajando o incluso baje.
«Las cosas que aumentan ya no bajan más, eso siempre fue así por más que baje el dólar», comentó a EL LIBERTADOR el propietario de supermercados Impulso, Ricardo Cáceres. Además, afirmó que continúan los aumentos por parte de los proveedores y en ese sentido explicó: «Siempre hay algo, siempre van acomodando y tocando algo».
Sobre los aumentos de julio, afirmó que en ese mes los precios subieron «un 20 por ciento más o menos, en general», y que las mayores remarcaciones se vieron «en los productos de primera necesidad: azúcar, aceite, fideo, harina, fideos y harina». «Aumentó todo lo que ocupa la gente», indicó.
En este contexto, Cáceres afirmó que las ventas se vieron resentidas por los últimos incrementos, ya que «a la gente no le alcanza el sueldo y todo eso trae la consecuencia». «La gente hace un tiempo está comprando lo básico, de primera necesidad, y compra para el día a día; ya no compran para 15 días o para todo el mes. Compran lo básico, lo otro ya viene a ser un lujo», reveló.
Al ser consultado sobre cómo pagan los consumidores sus compras, el supermercadista dijo que «entra mucha tarjeta». «En tarjetas nosotros recibimos un 60 por ciento y un 40 en efectivo, y la mayoría de las tarjetas es de crédito», detalló.
Por su parte, el gerente comercial de los supermercados de Previsora del Paraná, Marcelo Soto afirmó que hace aproximadamente dos semanas los precios se estabilizaron, ya que dejaron de recibir nuevas listas de precios. «Inclusive algunos proveedores ya están empezando a hacer acciones comerciales por el Día del Niño, adaptándose a la realidad», destacó.
En cuanto a la posibilidad de que los precios bajen por la estabilización del dólar, explicó: «Todo va a depender de cómo viene la evolución de las ventas. Si las ventas están contraídas por los aumentos, estimo que los productores van a accionar; no con los precios de fondo, pero sí cediendo algunos descuentos o bonificaciones para volcar a los precios».
Al describir la situación que se presentó en julio con el valor de los productos, el gerente habló de «un descontrol», ya que «se perdió la referencia (de precios), y cada proveedor subió lo que estimó que tenía que subir».
De todas maneras, destacó que las ventas en los supermercados que administra «vienen bien», aunque «el ticket promedio sigue siendo bajo porque a la gente le aumentan los precios con un sueldo que sigue siendo igual. Si antes compraban tres, ahora compran dos y si compraban uno, ahora no compran o cambian de marca». En resumen, afirmó que los consumidores tratan de mantenerse en un mismo monto comprando menos.
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