Vecinos apuntan contra una red de farmacias por una estrategia de visibilidad de sus marquesinas que atentaría contra los árboles.
Hay dos esquinas que marcan ejemplos de cómo sería el modus operandi. Una de ellas, en el límite entre el barrio La Rosada y Libertad, más precisamente en la esquina de calles 9 de Julio y Uruguay.
Allí, una vecina llamada Cristina Sánchez hizo una denuncia en una entrevista radial con LT7, en la que advirtió que se podaron dos chivatos que daban sombra a la cuadra. Según comentó, se habría hecho con el objetivo de liberar la fachada del comercio. Envió fotografías de lo que era la esquina de 9 de Julio y Uruguay, para contrastar cómo quedó después de la instalación del comercio.


«Daban tanta sombra que se veían beneficiados hasta las casas de enfrente», remarcó la vecina de la zona para graficar el impacto negativo que significó el hecho de ya no contar con esos árboles en la cuadra.
EL ÁRBOL DE LA DISCORDIA
La otra intersección en la que se atestiguaría, de manera más reciente, la maquiavélica estrategia de la red de farmacias está en un lugar de los más transitados de la Capital: 25 de Mayo y Mendoza.
El viejo edificio en el que supo funcionar la histórica Casa Arias, se está acondicionando para la inminente inauguración de una nueva sucursal de esta mega firma comercial.

Cristina, puso énfasis en que se puede observar en la vereda, un ejemplar de fresno, al que le habrían colocado en sus raíces un líquido de tinte azul que tendría como finalidad la de “liquidar” al árbol para luego talarlo. Afirmó que el ataque al ejemplar fue premeditado y orquestado por la gente de la empresa. La evidencia es visualmente impactante: «Aparte se perforó el árbol cuidadosamente en su base. Tiene varios agujeros de los cuales tengo fotos», advirtió.



Según esta vecina, la maniobra empresaria se da a sabiendas de que el Municipio de la Capital prohíbe la quita de cualquiera de los árboles en las veredas y paseos de la ciudad. Sólo algún motivo como plagas o riesgo de caída permitirían cortar de raíz. Mientras que potencial daño a un cableado sólo facilitaría la poda de las ramas superiores.
Cristina reforzó su convicción de que la responsabilidad recae en la constructora que trabajaría para la importante cadena de farmacias. La denunciante subrayó así que el director de obra «sabe perfectamente cuando presenta una obra que debe poner los arbolitos y que debe cumplir con eso», en referencia a la Ordenanza 4.334 sobre arbolado público.
Con esta regulación a cuestas, los encargados de la firma habrían optado por utilizar el recurso químico y, de a poco, frenar el proceso natural que dio paso a la famosa frase: “Los árboles mueren de pie”.

