El Cuartel de Bomberos Voluntarios de San Miguel, por el cual se inició desde la localidad una campaña solidaria que movilizó al país con el protagonismo del cibernauta Santiago Maratea, se encuentra cuestionado al desconocerse el destino de más de 1.800.000 pesos que habría ingresado desde antes a las arcas de la Asociación y hoy sus miembros no tienen recursos para un mínimo funcionamiento óptimo del servicio.
A eso se suma la irregular situación de la comisión directiva de la Asociación, que se encuentra de hecho acéfala, ya que trascendió que se habría vencido el plazo para la convocatoria de la Asamblea, lo que pone en crítico estado a la noble e imprescindible institución, frente a lo cual algunos consideran extraoficialmente que se debería encaminar hacia la designación del Gobierno provincial de una Intervención o una Normalización.
Respecto a lo urgente y cuando la advertencia de probables focos ígneos lo realizaron organismos y especialistas, se afirma en la localidad que actualmente no tendrían ni para solventar los gastos diarios de la Guardia del Cuartel.
Una de las fuentes, según divulgó ayer la emisora capitalina Radio Dos, manifestó que deben sacar de su bolsillo para comprar los alimentos para quienes realicen las guardias y para el combustible de la unidad de ataque rápido que donó Santiago Maratea a través de su difusión masiva por las redes sociales.
Por si fuera poco, como la comisión no cumplió con las normativas vigentes, la Municipalidad debió suspenderle el subsidio de 6.000 pesos que le otorgaba con vales de combustible.
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