La Organización de las Naciones Unidas reconoció al poblado de la laguna Iberá como uno de los mejores destinos turísticos del planeta. Pero su riqueza no está solo en la belleza de sus paisajes, su flora y su fauna, sino también en la cultura ancestral de sus habitantes y en los misterios que guardan sus aguas.
Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
El viernes, Colonia Carlos Pellegrini fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como uno de los mejores pueblos turísticos del mundo. Se trata de un galardón que, además de destacar el equilibrio entre el desarrollo turístico y la conservación ambiental en el lugar, también resalta el valor cultural de su comunidad. Y en este sentido, el corazón del Iberá tiene una riqueza incalculable. Prueba de ello son las tradiciones preservadas por sus habitantes y la profunda conexión que mantienen con el ambiente. Hace 70 años, una investigadora habló con su gente y rescató del olvido algunos relatos que muestran esta relación y el gran respeto que tienen por los misterios de la gran laguna.
Las historias, contadas por pobladores de Pellegrini, fueron registradas entre 1952 y 1953 por la docente, lingüista y folcloróloga Berta Vidal de Battini en varios volúmenes de su obra Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Desde canoas que cobran vida, hasta animales fantásticos que protegen a la fauna de la caza furtiva, estas son algunas de las maravillosas narraciones de la laguna Iberá.

LA CANOA VIEJA
Decían los viejos mariscadores que pasaba algo extraño cuando una canoa pasaba mucho tiempo en el agua. Esto contaba Bernardina Fernández, una habitante de Pellegrini que tenía 71 años en 1952. «Había una vez unos mariscadores que estaban en una isla por tomar mate, en una ranchada. Había una canoa vieja, boca abajo, ahí. Y dice que en una de esas se sentó uno de los mariscadores sobre la canoa. Sacó el cuchillo y empezó a sacar una astilla de la tabla y sangró la canoa».
«Vino otro mariscador y se sentó en la misma canoa. Y se movió la misma canoa vieja. De ahí nomás oyeron un viento muy grande que venía del centro del monte. Dispararon todos. Y por eso se llama ahora la Isla del Disparo. Decía que era una canoa vieja. La canoa vieja que anda mucho en el agua se hace bicho, tiene vida».

SONIDOS
Otra historia que circulaba en esa época era la de los extraños sonidos que se escuchan en sus aguas. Benigno González, un cazador que tenía 74 años cuando habló con la investigadora y sobre eso le dijo: «En la oscuridá, cuando hace mal tiempo, se oye acá, en la laguna Iberá, una embarcación que viene llegando a su ranchada. Usté’ cre’ que son mariscadores. Se levanta usté’ y se va a ver quién viene y no ve nada. Nada más que el movimiento y el ruido. Será que hay algo en el monte que é’ invisible. Ríen, hablan. Vienen haciendo el ruido de la canoa. Usté’ oye que echa la pala sobre la canoa. Se oye grito de animale’. Y no aparece nada».

Rafaela De Más, otra pueblerina agregaba que algunas veces solía verse a una extraña figura en las aguas: «Dice que se ve una mujer. Que adelante é’ mujer y la parte de atrás como caballo. Que mucho’ la vieron. Dice que é’ un pueblo que se hundió, que está adentro, que é’ por castigo de la gente mala que había».
Vinculado a ese relato, la otra versión que circulaba era la del tesoro enterrado por los jesuitas. Bernardina Fernández, de 71 años contaba la historia del oro y la plata que están en el fondo de la laguna, y que nadie puede llegar a tocarlos porque están protegidos por un animal fantástico. «Por ese lugar nadie pasaba. Dice que pasaba cuando ‘taba el bicho dormido, una serpiente gigante. Con mucho cuidado porque si se despierta funde ese bicho», contó la mujer.

EL REY
Fue también Bernardina la que narró la historia del Rey de los Yacarés. La mujer dijo que este animal es un reptil muy grande y feroz que atacaba a los mariscadores en las noches, los mataba y los arrastraba al fondo de la laguna. «Era un castigo porque sin necesidá’ matan lo’ animale’, y el rey de lo animale’ siempre lo’ defiende. Dice que todo lo’ animale’ tienen un rey, y yo sé que é’ así mismo».

Llenas de hechizo y misterio, así son las historias que circulan en la gran laguna, un lugar cuya belleza despierta admiración y en donde la fuerza de las tradiciones son un atractivo irresistible para turistas de todo el mundo.
Fotos: gentileza y generadas con IA

