«EXCELENTES noticias! Tras más de dos meses de sequía, volvió a llover en Corrientes y la provincia ya no cuenta con NINGÚN foco de incendio activo. Esto, sumado al trabajo de bomberos y brigadistas, genera alivio. Aun así, seguimos monitoreando la evolución de la situación», fue el anuncio textual del gobernador, Gustavo Valdés en su cuenta de Twitter ayer, además de haberlo dicho previamente con énfasis durante su discurso en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura.
Si bien no es de estilo publicar en EL LIBERTADOR toda una palabra en mayúsculas, esta ocasión amerita hacerlo ante la dimensión de la noticia tras tamaña catástrofe histórica que padece la provincia, por los voraces incendios.
Con los focos inactivos, el Gobierno continúa con el trabajo de monitoreo de las zonas afectadas para evitar el rebrote de las llamas.
El subdirector de Defensa Civil, Bruno Lovinson, quien trabajó junto al Comando de Operaciones de Emergencias (COE), creado para localizar los focos de incendios con el objetivo de controlarlos y apagarlos, declaró que «ahora estamos organizando la movilización de los equipos, y continuamos observando la climatología de los días venideros» e indicó que «quedará operando una mesa reducida para continuar con el manejo de información».
Si bien la extinción de las llamas lo comunicó a la mañana el mandatario provincial, Lovinson reiteró que «tras más de dos meses de sequía, volvió a llover en Corrientes y ya no cuenta con ningún foco de incendio activo», y reiteró: «Seguimos monitoreando la evolución de la situación».
OTRO DAÑO POR
SEQUÍA Y FUEGO
La sequía y los incendios ocasionaron una pérdida superior al 50 por ciento en apicultura, estiman actualmente.
El vicepresidente de la Cooperativa Agropecuaria y de Electricidad Monte Caseros (Caemc) y técnico del Inta, Pablo Vallejos, dijo en declaraciones a la agencia informativa Telam que «de las 20.000 colmenas existentes en la provincia, se van a perder por lo menos 10.000».
Los incendios rurales que arrasaron con el 11 por ciento del territorio provincial, ocasionaron una pérdida superior al 50 por ciento en la producción apícola, informaron hace unos días fuentes del sector, más precisamente la presidente de la Cámara Correntina de Apicultores, Diana Aguirre, quien estimó un pérdida del 80 por ciento.
El dirigente cooperativista describió que el sector apícola provincial está conformado por «más de 600 pequeños productores en distintas zonas, que poseen entre 25 y 30 colmenas cada uno» y todos resultaron «gravemente afectados por la sequía y los incendios».
Ambos fenómenos «redujeron enormemente la cantidad de flores y con ello el néctar que producen y necesitan las abejas», explicó Vallejos, quien agregó que la pérdida de colonias «es muy importante, también porque no van a tener reserva para el invierno, debido a la falta de floración en enero, febrero y marzo».
Y en este sentido, adelantó que el verdadero daño que ocasionó la catástrofe ambiental será aún más visible en octubre, «por lo que se estima que la pérdida superará a la mitad de las colonias».
Respecto de las alternativas para salvar parte de la producción apícola, explicó que «se necesita rápidamente reemplazar el néctar de la flor con azúcar y un componente proteico», que si bien no es lo mismo que el néctar «ayuda a que las colonias vivan». «Necesitamos comprar los productos y distribuirlos a los pequeños productores y, en este proceso, lo más complicado es la logística», advirtió.
En el mismo sentido puntualizó que «llevar el producto a cada lugar, movilizar vehículos y recursos humanos para hacerlo, es lo más difícil y es en estas cuestiones que el Ministerio de la Producción debería poner el acento en la territorialidad».
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