A principios siglo pasado, existió un ferrocarril en el que nadie quería viajar. Era El Tren del Fin del Mundo y su función principal fue transportar a los condenados más peligrosos al Penal de Ushuaia, el presidio más alejado y famoso del país. Casi cien años después, esa formación se readaptó y se convirtió en una de las propuestas turísticas más atractivas del extremo Sur argentino. Lo curioso es que la locomotora que inauguró este nuevo servicio de paseo para turistas fue la misma que supo tirar los vagones del Económico, el tren que iba desde la Capital correntina hasta Mburucuyá y fue símbolo del progreso provincial.
El docente, gestor cultural y secretario de Turismo mburucuyano, Ramón «Topeka» González contó a EL LIBERTADOR la historia de esta locomotora que pasó de recorrer los campos y bañados correntinos a llevar a turistas de distintas partes del país y el mundo en la ciudad más austral de la Argentina.
«El 5 de mayo de 1911 llegaba por primera vez el tren a mi pueblo, en sus inicios funcionaba con tres máquinas a vapor, cuyo combustible eran trozos de quebracho, luego carbón de piedra. Cada máquina llevaba el nombre del primer maquinista que la conducía. En este caso fueron Carlitos, Roque y Pancho. Una de esas es la que está expuesta hoy en Santa Ana. Pero la que llegó hasta el Sur del país, es una locomotora diesel que trajeron después, en reemplazo de las más viejitas, que operaban a carbón», contó.
González explicó también que esta locomotora más moderna que empleaba combustible, y tenía más fuerza y velocidad, fue la que operó en el ramal Corrientes-Mburucuyá, hasta el 1 de noviembre de 1969, fecha en la que dejó de funcionar oficialmente el Tren Económico Correntino. «De ahí pasó a quedar en unos talleres y luego la vendieron como chatarra. Es algo que perdimos. Una máquina histórica que fue tan importante para nosotros», completó.
RESURGIMIENTO
En la página oficial Tren del Fin del Mundo cuentan sobre esta máquina: «Es una locomotora diesel mecánica de configuración 0-6-0 fabricada en Alemania por Orenstein & Koppel, modelo 1934. Perteneció primero al Ferrocarril Económico Correntino, con trocha de 600 milímetros; luego fue adquirida por una compañía cementera y retrochada para 500 milímetros. Tiene un peso aproximado de 7,5 toneladas. Tranex Turismos SA, la adquirió como chatarra en 1993 y la reconstruyó completamente en sus talleres de Carupá».
También mencionan que tras sus reformas, la bautizaron como «Rodrigo». «Fue la primera locomotora de la línea y operó un breve tiempo los trenes de pasajeros hasta el arribo de las máquinas, «Nora» (actualmente Ing Livio Dante Porta) y Camila entre 1994 y 1995. Actualmente desarrolla actividades en forma aleatoria y en la medida que la demanda de servicios lo requiere», completan.
«Topeka» agregó otro dato: «Reformada, esta locomotora sigue en funcionamiento. En vida útil, le gana al propio Tren de las Nubes que pasa por la Cordillera de los Andes», dijo.
«Es curioso que los turistas que suben hoy al tren del Fin del Mundo, no saben que una de las máquinas que tira los vagones es la misma que cruzó los campos, bañados, esteros, montes y pajonales de Santa Ana, San Cosme, San Luis del Palmar, Lomas de Vallejos, General Paz y Mburucuyá», completó.
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