«De 500, hace unos años, ahora sólo vendemos unas 225 por día», comentó Marisol Torres, quien con su familia tiene un puesto de venta de tortas parillas y fritas en Esquina para subrayar que en la actualidad se nota la crisis económica».
En una entrevista con el diario digital local, Actualidad Esquina, señala que Torres y su familia, testimonio a imitar al mismo tiempo, trabajan hace diez años con la venta de tortas, emprendimiento que surgió a causa de la crisis económica que se reanudaba tímidamente tras una etapa breve de bonanza en la Argentina y la falta de trabajo que consecuentemente atravesaban, hasta llegar a la actualidad con agresivo deterioro de la economía y de la calidad de vida de los trabajadores.
«Comenzamos hace diez años, cuando estábamos con una situación económica no muy buena hasta que un día con mi marido, al no haber trabajo, decidimos hacer torta asada; entonces vinimos a hablar con el dueño de la Estación de Servicios, don ‘Pancho’ Goratari, y nos cedió el lugar. Ahí arrancamos, todos los días. Una persona muy buena, sin ningún problema en prestarnos el lugar; nos da el agua, la luz, así que muy agradecidos con él». Una síntesis de la calidad de personas, de aquellas que tienen memoria agradecida, como le gusta insistir al obispo de esta Diócesis, Adolfo Canecín. Y agregó la inquieta mujer, que no detenía sus quehaceres en el lugar mientras se la entrevistaba, «esto se volvió nuestra fuente de ingreso, porque a veces no hay trabajo, porque mi marido es albañil nomás y a veces al no haber… con esto sobrevivimos».
«Estamos vendiendo casi 225 tortas por día, y antes llegamos a 500, cuando no estaba tan mal económicamente la Argentina, cuando había plata», relató con gestos de decepción en su rostro y tono de lamento en su voz, sin dejar de esfozar una sonrisa como de aceptación de la cruda realidad que golpea impiadosa a más de la mitad de quienes habitan una de los más variados y generosos suelos del planeta, pero con tan malos administradores que el ciudadano los elige confiado cada cuatro años para sumirlo luego en la decepción absoluta.
«Ahora se nota la crisis económica; ahora se nota y mucho», asintió y refrendó además con el movimiento de su cabeza a la pregunta que le efectuó el entrevistador. «Pero nosotros, gracias a Dios, trabajamos todos los días, todos los días», de 14 a 20, remarcó Marisol Torres.
En el puesto ofertan tortas asadas, fritas, y suelen cocinar rellenas o con chicharrón y en fechas patrias también preparan locro.
Luego de varios años de trabajo, pudieron adquirir una máquina amasadora y una refinadora, esto es además con el fin de trabajar como feriantes con sus productos, sobre lo cual señaló que «invertimos mucho en esto, porque de esto vivimos».
Explicó que en el puesto trabajan tres, «mi marido; el señor que nos ayuda y yo». Por cada jornada laboral realizan el amasado de 25 o 30 kilos de harina, para elaborar esas 225 tortas, que cabe recordar, en años anteriores llegaron a 500 tortas diarias por la demanda, las que actualmente tienen un valor de 150 pesos cada una, en tanto en sus inicios tuvo un precio de 5 pesos.
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