Se trata de uno de los templos jesuíticos que forman parte del valioso patrimonio histórico del Taragüí. El párroco Alejandro Montenegro afirmó que los trabajos continúan a buen ritmo.
La Catedral Inmaculada Concepción de Santo Tomé se encuentra en restauración y puesta en valor, obra que ya muestra considerables avances a casi cinco meses de su puesta en marcha. Las tareas a cargo del Gobierno de Corrientes significan unos 13 millones de pesos de inversión, con un plazo de ejecución de 240 días.
El párroco Alejandro Montenegro dialogó con EL LIBERTADOR y dio detalles de los trabajos ejecutados.
«Hace más o menos cuatro meses desde que empezaron (las obras) y no pararon. Se restaura la fachada más que el interior y eso lleva más tiempo. Ahora se le está haciendo un tratamiento con un material especial a la pared para que la pintura pueda durar más tiempo, también», comentó el sacerdote.
«La fachada tenía molduras que se fueron deteriorando, cayeron en parte, perdieron su forma y una persona se ocupa de restaurarlas respetando su forma original, lo que requiere tiempo paciencia. La empresa consiguió unos andamios que le permiten trabajar con mucha seguridad en altura», explicó.
También se interviene el sector del campanario, cuyas escaleras y piso de maderas se encontraban muy endebles, avanzó la humedad y las termitas también hicieron de las suyas, por lo que ahora se reemplazará la estructura de madera por metal, de acuerdo a Montenegro quien está atento a cada detalle de los trabajos.
EL RELOJ DEL
CAMPANARIO
Este templo, como pocos en la provincia, conserva un reloj en el campanario, lo que resulta una verdadera joya histórica y un atractivo turístico ya que sigue marcando la hora. «Se le da cuerda y toca las campanadas a cada hora», contó el padre que considera que avanzó mucho «la reconstrucción de la fachada».
Mientras que las paredes de atrás tienen ladrillos a la vista, lo que le da ese aspecto antiguo de origen jesuítico. «Eso se va a mantener pero se le hará un tratamiento especial a los ladrillos», enumeró.
«Hay unas columnas en la fachada que están asentadas sobre las piedras que usaban antes los jesuitas para la construcción de los templos y casas, fueron revocadas pero se dejará a la vista una parte de ellas y se le pondrá una referencia histórica», agregó.
El proyecto incluye también la adecuación de las instalaciones eléctricas. En este sentido, Montenegro contó que «se venían haciendo cosas, como parches, y estaban algo a la vista lo precario de las instalaciones que terminó siendo un peligro». Todo ello se corregirá.
«El interior no tenía demasiados problemas, además de las instalaciones eléctricas, por lo que se lijará un poco las paredes y se pintará. También se mejoraron los desagües fluviales», dijo.
SACRISTÍA
Un sector que puede decirse se refaccionó a nuevo es la sacristía donde se guardan los elementos sagrados que se usan en la misa. «Se reemplazó el techo completo y se repararon las paredes y la instalación eléctrica, a los que se sumará la mejora de la seguridad reforzando las aberturas».
«Hablamos con el arquitecto y vamos sugiriéndole también cosas y es, gracias a Dios muy accesible. No hay grandes modificaciones pero sí algunos detalles que me gustarían que se resalten; como por ejemplo, en el frente sobre la puerta hay una imagen de Cristo Rey, pero tenemos problemas con las palomas que anidan allí.
La imagen fue pintada de un color distinto a la pared, para darle realce y que la gente pueda identificar que es Cristo Rey, se colocará vidrio para impedir que las palomas se posen y se incorporarán reflectores para iluminarlo de noche», relató.
ACTIVIDAD
PASTORAL VIRTUAL
Consultado sobre el servicio pastoral en este tiempo de pandemia, el padre comentó que por estos días se realizan de manera virtual. «Los templos se encuentran cerrados por el brote de casos y el retroceso a fase 3. Esta semana tendremos otra reunión con el Comité de Crisis para definir como seguir», adelantó.
«Estamos en tiempo de Cuaresma y a nosotros nos cuesta muchísimo cerrar porque la gente necesita ese lugar de oración. Estamos viviendo momento difíciles; la pandemia vino a agudizar la crisis que ya veníamos acarreando y la Iglesia acompaña, contiene y ayuda a las familias, a los jóvenes, por lo que esta situación nos apremia un poquito. La gente necesita de los sacramentos. Así que, estamos en fase tres y esperando qué otras medidas se tomarán. Estamos en el momento más complicado desde el comienzo de la pandemia en la ciudad», señaló.
OBISPO MONTINI
Por su parte, el obispo de Santo Tomé, monseñor Gustavo Montini destacó la obra de restauración y puesta en valor que el Gobierno provincial lleva adelante en la Catedral, y aseguró que es un hecho muy significativo para el pueblo, en diálogo con la agencia Aica.
El prelado consideró muy importante la decisión del Gobierno de la Provincia de «poner en valor y restaurar estos lugares históricos que han sido cuna de la historia más lejana y más reciente de la geografía correntina».
Monseñor Montini recordó que Santo Tomé fue una reducción jesuítica que después fue refundada. «Hay una decisión por parte del Gobierno provincial, acordada con los gobiernos municipales, de restaurar y embellecer las ciudades históricas, y dentro de ellas eligieron a Santo Tomé, donde se han hecho varias obras».
«Cuando charlamos sobre esto con las autoridades provinciales, me pareció oportuno», reconoció el Obispo. «Estamos hablando de un edificio histórico, donde por mucho tiempo no se hizo un recupero o puesta en valor, por cuanto hoy se busca subsanar con un trabajo serio y profundo, pensando en el futuro lejano».
La iglesia, una perla de la reducción jesuítica
La iglesia fue inaugurada en 1872 y puesta bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. El edificio que se encuentra en restauración data del año 1916, y es el edificio más emblemático de la ciudad, una perla de la reducción jesuítica de la zona, y en sus alrededores alberga una pila bautismal que perteneció a la antigua reducción de los jesuitas.
El primer obispo de Santo Tomé fue monseñor Carlos Esteban Cremata (6 de octubre de 1979-2 de marzo de 1985); luego la gobernó monseñor Alfonso Delgado Evers (11 de mayo de 1986-25 de febrero de 1994): posteriormente monseñor Francisco Polti Santillán (11 de septiembre de 1994-17 de mayo de 2006), seguido por monseñor Hugo Norberto Santiago (26 de marzo de 2007-2016, actualmente obispo de San Nicolás de los Arroyos. Desde el 16 de diciembre de 2016 es obispo diocesano de Santo Tomé monseñor Gustavo Alejandro Montini).