Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
«Toda la noche silbaba el suindá, volando bajo; la mala suerte está echada…». La letra del conocido chamamé de Mario Bofill referencia una de las creencias más arraigadas en la cultura popular correntina: la del ave que presagia la muerte. Temida como una bruja y amenazada por el peso de la superstición, esta especie cumple un importante rol biológico que pocos conocen. Entre el mito y la realidad, la leyenda y las cualidades de la lechuza que vigila los campos.
La enciclopedia virtual Descubrir Corrientes, cita una de las versiones más difundidas sobre el mito. Es la que cuenta que el Suindá era una costurera que tenía siete hijos a los que no cuidaba. Se menciona que pese a que era una mujer pobre, se confeccionaba vestidos lujosos que luego lucía en las fiestas. Sin embargo, una noche, al regresar de uno de estos festejos, se encontró con que todos sus niños habían muerto de frío. Horrorizada, comenzó a cortar las mortajas y en castigo por no haberlos protegido, se convirtió en una lechuza.
Se trata de una leyenda asociada directamente al particular sonido que hace esta ave, el cual se asemeja al ruido de una tijera al cortar. Por eso es que algunos la llaman también «cortamortaja». Y la creencia dice que si la lechuza pasa muy cerca de una casa y los moradores escuchan siete veces su silbido, uno de ellos va a morir. Se cuentan siete, por los hijos fallecidos de la costurera.
Como todo mito, esta historia también transmite un mensaje contundente: la advertencia (especialmente a las mujeres), sobre la responsabilidad del cuidado de los hijos. Algo que queda claro con la amenaza del castigo si es que no lo cumplen. Así como le pasó al suindá.
ASOCIACIONES
Mauro Santamaría, entusiasta de la cultura, los relatos y mitos populares de la provincia y responsable del Centro de Imaginería Guaraní, nombra al suindá la bruja correntina. «Dentro de la mitología, la bruja es un denominador común. Además de la séptima hija mujer consecutiva, en Corrientes también se la representa como un ave», explicó a EL LIBERTADOR.
Además relató que hay una práctica muy difundida entre la gente del campo, para evitar que se cumpla el mal presagio. «Cuentan los campesinos que cuando el suindá merodea la casa, la mujer del hogar debe colgar en la puerta un calzoncillo usado del marido para que no vuelva más», detalló.
«Esta creencia, que es una de las tantas que puede haber, se explica en el hecho de que los mitos son asociaciones con hechos de la realidad. En este caso, tiene que ver con esa idea de que cuando una persona acude con una bruja, por lo general es para pedirle por algún enamorado. Está relacionado con la fuerza que se le atribuye a las prendas íntimas. En este caso, para espantar a la bruja», agregó.
Santamaría también aclaró que las creencias también van variando y que por lo general puede haber varias versiones de una misma historia. «Hay que saber que las leyendas y los mitos siempre están abiertos a nuevas lecturas e interpretaciones. Eso es lo que los hace tan ricos», marcó.
En el caso de la práctica con las prendas íntimas, mencionó que son parte de las historias que recogió de entrevistas con distintas personas conocedoras de las costumbres locales. «Cuantas más versiones haya de una historia, mucho mejor porque lo importante es que se hable, se difunda y no pierdan. Son parte de nuestra cultura y tradiciones», completó.
Difundir estas historias y reconocerlas como interpretaciones de la realidad, también ayuda a que la gente conozca y aprenda a cuidar a las especies como el suindá, que son objeto del misticismo popular.
La organización Aves Argentinas, destaca a estas lechuzas como «una de las predadoras más eficientes a la hora de encontrar sus presas en la oscuridad, y les hace ganar el primer lugar en controladoras de plagas, cómo roedores, los cuales son transmisores de enfermedades y dañan cosechas». Algo completamente distinto al mito que la señala como portador de malas noticias.
Víctimas de la desinformación
Desde la antigüedad, las lechuzas al igual que otros animales como los gatos negros, son relacionados con lo esotérico. Existen distintos factores que predisponen a las personas a verlos así, pero específicamente, mucho se debe a su vida nocturna.
En el caso de las lechuzas, como el suindá, se las vinculaba con el supuesto accionar de las brujas. Hay muchos relatos en los que incluso estas mujeres que practican la magia, podían tomar la forma de estas aves y así ingresar a las casas o adquirir sus habilidades como la de ver en la oscurirdad o el oído hipersensible.
Un aliado infalible contra las plagas
Los biólogos consideran a las lechuzas como los mejores raticidas que existen. Esto se debe a sus cualidades naturales, principalmente al hecho de que pueden volar sin hacer ruido.
Sus plumas tienen un diseño especial que evita que sean escuchadas cuando están en pleno vuelo. Ni siquiera los roedores pueden oírlas llegar y por eso, casi nunca escapan de sus garras.
Además, la vista y oídos con excepcional capacidad, las hacen cazadoras infalibles. Por eso, aunque muchos les teman, estas aves, son las mejores aliadas del hombre.
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