En la mañana del domingo 30 de agosto del año pasado, después del rezo del Ángelus desde el balcón en la plaza San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco recordó que del 1 de septiembre al 4 de octubre se celebraba el «Jubileo de la Tierra», tiempo especial que comenzó con el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, fecha que instituyó para celebrarse desde 2020 todos los 1 de septiembre, ocasión la que entonces también lamentó un desastre ambiental que se produjo en la isla Mauricio.
Después de promulgar la encíclica Laudato sí’, firmada el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del año 2015 y presentada el 18 de junio del mismo año, en la que invita a una «conversión ecológica», estableció el 1 de septiembre como Jornada de Oración por el cuidado de la Creación. «Celebraremos con nuestros hermanos y hermanas, cristianos de diversas Iglesias y tradiciones el ‘Jubileo de la Tierra’, para conmemorar el establecimiento, hace 50 años, del Día de la Tierra», dijo el Pontífice.
En ese sentido, cabe indicar que en una carta del sumo Pontífice a las áreas respectivas de la Iglesia sobre estas cuestiones, dirigida a los cardenales Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz; y Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, manifiesta que «como cristianos, queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad».
«Para ello debemos, ante todo, extraer de nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones que alientan la pasión por el cuidado de la Creación, recordando siempre que, para los creyentes en Jesucristo, Verbo de Dios hecho hombre por nosotros, ‘la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea'», agregó en el texto divulgado por el Vaticano.
Así, Francisco subraya que «la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará anualmente, ofrecerá a cada creyente y a las comunidades una valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado».
«La celebración de la jornada en la misma fecha que la Iglesia Ortodoxa, será una buena ocasión para testimoniar nuestra creciente comunión con los hermanos ortodoxos», explicó el Papa en aquella carta a los cardenales.
En el texto fechado el 6 de agosto de 2020, Francisco reconoce que instituyó la nueva jornada «compartiendo con el amado hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico, la preocupación por el futuro de la creación», citando una parte de la encíclica papal que versa sobre la ecología integral y «el cuidado de la casa común».
Retos para cristianos
El Papa Francisco en el mensaje que dirigió al mundo hace un año para esta fecha de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación afirmaba: «‘Dios vio que era bueno’ (Libro del Génesis 1, 25). La mirada de Dios, al comienzo de la Biblia, se fija suavemente en la creación. Desde la tierra para habitar hasta las aguas que alimentan la vida, desde los árboles que dan fruto hasta los animales que pueblan la casa común, todo es hermoso a los ojos de Dios, quien ofrece al hombre la creación como un precioso regalo para custodiar».
Observando la respuesta que los cristianos dan a la misión de cuidar la Creación señaló con firmeza: «Trágicamente, la respuesta humana a ese regalo ha sido marcada por el pecado, por la barrera en su propia autonomía, por la codicia de poseer y explotar. Egoísmos e intereses han hecho de la Creación -lugar de encuentro e intercambio-, un teatro de rivalidad y enfrentamientos».
Previamente en una carta interna a dos Consejos Pontificios, que se menciona en la nota principal, advierte: «Vivimos en un tiempo en el que todos los cristianos afrontamos idénticos e importantes desafíos, y a los que debemos dar respuestas comunes, si queremos ser más creíbles y eficaces».
El compromiso de jóvenes y organizaciones civiles en distintas localidades
La Casa Común, como definió el Papa Francisco al planeta, no sólo tiene el cuidado de creyentes cristianos y de otras religiones, también de personas conscientes de que la tierra es el único lugar para vivir, al menos hasta el momento y pese a los esfuerzos por llegar a planetas donde se pueda desarrollar la vida.
Entre esos casos están los jóvenes del Club de Leones de Goya, quienes junto al ambientalista Luis Martínez, oriundo de San Cosme, realizaron recientemente la limpieza de la costa del riacho.
En Monte Caseros, como informó EL LIBERTADOR de los dos hechos, con el nombre «Piedra Nuestra» un grupo de voluntariado creado por Ramiro Taborda y Pía Terenzano, dos jóvenes de esta ciudad que fomentan el cuidado del medio ambiente, busca sensibilizar a la comunidad sobre el mantenimiento y cuidado de los espacios verdes. Precisamente el sábado 7 de agosto, se llevó a cabo el primer encuentro piloto en el cual 20 participantes fueron los protagonistas de la limpieza de un sector de la playa.
Después están los otros «poderosos propietarios» del planeta, que tras ese acto ejemplar de seres humanos virtuosos, volvieron a ensuciar el lugar con todo tipo de desperdicios, como informó:
Montecaserosonline.com
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