Un último informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) prevé que en enero se normalizarán las lluvias y llegará el final de la sequía, por lo que respecto a otras estimaciones se adelantaría lo previsto recién para fines de febrero o marzo, según otras perspectivas.
La sequía que actualmente afecta a la Argentina desde abril de este año, es uno de los problemas más acuciantes que atraviesa el campo argentino. Todo esto derivó en problemas para las diferentes actividades agropecuarias.
Sin embargo, con la presencia del fenómeno climático La Niña por tercer año consecutivo, hay proyecciones de que el panorama podría cambiar en la primera parte de 2023.
El informe sostiene que las lluvias en el próximo mes podrían empezar a tener la regularidad pérdida y comenzar a despedir a La Niña. «Los modelos indicarían que se podría disipar incluso en enero», puntualiza.
PROMISORIA
OBSERVACIÓN
«Es promisorio lo observado en los últimos días en estos modelos internacionales», comentó al medio digital nacional Infobae el director de Recursos Naturales del Instituto, Pablo Mércuri. En este sentido, el especialista consideró que se está ante «un punto de inflexión», gracias a que los modelos meteorológicos «están indicando que el impacto de La Niña comenzaría a cambiar a partir de enero. Nuestra lectura es que el próximo trimestre de verano no tendría limitaciones en cuanto agua. Es decir, sería muy cercano a los valores normales para un verano».
Como se dijo, este es el tercer año seguido en la región que es afectada por este fenómeno meteorológico, por lo cual la sequía que se desarrolla, se agravó por la falta de agua anterior en la tierra y en las napas. Para poder dar cuenta de la magnitud del problema, baste la información que brinda EL LIBERTADOR de los diversos sectores productivos correntinos que atestiguan los efectos nocivos y pérdidas económicas para el sector y para los consumidores, finalmente.
«Estamos finalizando el año transitando nuevamente luego de una primavera muy seca, la más seca de las tres últimas con efectos acumulativos, lo que ha generado limitaciones muy importantes para la campaña, para la producción forrajera y ha generado muchas limitaciones», destacó el especialista, por lo que, más allá de los buenos pronósticos para enero, lo importante es «cuándo comienzan a recomponerse esas precipitaciones, porque el sistema está al límite, no aguanta más», dijo Mércuri.
«Todos los ciclos hidrológicos están prácticamente en cero en cuanto a la dinámica de agua y estamos muy dependientes de que esa normalización de las lluvias ya comience durante el inicio de enero, que no se demore a febrero», alertó el directivo del organismo público.
Por eso, Mércuri remarcó que «es una buena chance para iniciar el ciclo productivo aún tardíamente, porque las perspectivas estacionales trimestrales indican que no tendríamos durante el transcurso del verano avanzado precipitaciones deficitarias. El tema es que se vayan regularizando estos eventos de manera gradual durante enero», advirtió de todos modos.
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