«Y la vida triunfó sobre la muerte y el pecado… ¡Vayan Juntos y testimonien mi vida!», así se titula la Carta Pastoral Pascual que el Obispo de la Diócesis de Goya dio a conocer en esta fecha central para la fe de los cristianos.
El obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Canecín ayer dio a conocer su Carta Pastoral Pascual por este acontecimiento que se celebra cada año, central para la fe de los cristianos, donde destaca que «y la vida triunfó sobre la muerte y el pecado… ¡Vayan Juntos y testimonien mi vida!».
Textualmente manifiesta:
«Hermanos todos:
Reconociéndonos parte de la familia humana, pueblo que camina en tinieblas (Is 9, 1), «en medio de las sombras de un mundo cerrado» (FT 1); hoy, Domingo de Pascua, exultamos de alegría y júbilo, exclamando: «Éste es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos todos en él» (Sal 117), porque «nuestro Dios, abrió para nosotros las puertas de la eternidad por la victoria de su hijo unigénito sobre la muerte y el pecado» (cfr Oración Colecta Misa de Pascua de Resurrección).
Jesús-Vida (Jn 14, 6), vino al mundo «para que tengamos vida y en abundancia» (Jn 10, 10); la entregó libremente (Jn 10, 18), en obediencia al querer del Padre (1 Tim 2, 4); como expresión extrema de amor a los hombres (Jn 13,15), regalándonos por su Resurrección, la victoria sobre el pecado y la muerte.
Tenemos Buena Noticia ¡Aleluya! ¡Gracia y Vida para la Humanidad! Este es el Evangelio que transformó la Historia y que, como Iglesia tenemos que ofrecerlo en todas las épocas, aportando:
Luz, capaz de vencer toda oscuridad. Alegría, superadora de todos los motivos de tristeza. Respuesta, a todos los interrogantes del corazón humano. Motivaciones e Inspiraciones, para actitudes y estilos de vida del Hombre Nuevo.
Esta Buena Noticia ¡Cristo ha Resucitado! quiere renovar hoy nuestras vidas personales, familiares, comunitarias, eclesiales y sociales, ¡siempre que se lo permitamos!… actuando en nosotros con el mismo poder que empleó para resucitar a Jesucristo (cfr Ef 1, 19-20; 3, 20).
Digamos como el Apóstol Pedro: «A este Jesús, Dios lo resucitó y todos nosotros somos testigos» (Hch 2, 32), y, aceptemos el desafío expresado en el lema del Año Jubilar Diocesano: «Vayan Juntos y Testimonien mi Vida».
Con la alegría de la Resurrección que nos da la audacia y valentía-parresía-, nos empeñamos con todas nuestras fuerzas y creatividad para ser «la Iglesia que Cristo soñó al fundar»: «una Iglesia Bautismal-Pueblo de Dios, en salida misionera, con estilo sinodal», plasmado y reflejado en las Actitudes y Estructuras Pastorales.
Dóciles al poder de la Resurrección, aceptemos la urgencia de la Palabra: «Levántate… este mensaje te incumbe a ti ¡Ánimo y manos a la obra!» (Es 10, 4).
Los bendigo y saludo con un abrazo pascual».