El domingo a la tarde, el chofer de la línea 108 A, José Antonio González decidió salirse de su recorrido habitual para auxiliar a un bebe que sufrió quemaduras tras caérsele encima agua caliente. «Íbamos circulando por Chacabuco y en la intersección por Ferré tocaron el timbre para bajar y antes de estacionar se escuchó el llanto de un bebé, me asusté porque no sabía que había pasado», contó.
«Le pregunté a los pasajeros si con el permiso de ellos podíamos llevarlo hasta el Hospital. Entonces llamé a la empresa avisando lo que iba a hacer y me dirigí al Juan Pablo II», precisó.
«Íbamos tocando la bocina y sacando pañuelos para que nos abran el paso. Ese momento me hizo recordar una situación familiar difícil que pasamos hace un tiempo, mi hijo más chico tuvo dos operaciones en la cabeza, su llanto fue como cuando él ingresaba al quirófano», recordó emocionado el colectivero.
Este accionar fue decisivo y en comunicación una radio local, la madre del niño se manifestó agradecida del gesto. «Gracias a Dios y a su rápida acción mi hijo está bien, esta mejor, tuvo una quemadura superficial. No tengo palabras para agradecerle», expresó.