El impresionante siniestro vial ocurrido ayer en el puente General Belgrano, que une a las capitales de Corrientes y el Chaco, ha vuelto a poner de manifiesto una verdad que se repite con dolorosa frecuencia: la fragilidad de una arteria vital para la vida económica y social del Nordeste argentino.
A las quejas constantes de la gente que vienen padeciendo las demoras por tareas de mantenimiento, ayer, con el choque del camión a 17 vehículos (ver página 11) además debió soportar el hecho de correr peligro. Ante este escenario se sumó el sector empresario.
En un comunicado conjunto, la Federación Económica de Corrientes (FEC) y la Federación Económica del Chaco (Fechaco) elevaron un reclamo contundente a las autoridades nacionales y provinciales, exigiendo no solo medidas de emergencia, sino la reactivación inmediata del proyecto del segundo puente.
ESTANCADO EN EL TIEMPO

Resulta oportuno resaltar que esta iniciativa figura en los distintos presupuestos nacionales de las diferentes gestiones de gobierno que van pasando por la historia argentina. Hace más de dos décadas se insiste con esta necesidad.
Todas las gestiones de los diferentes signos políticos que transitaron por la Casa Rosada añadieron el proyecto en el cálculo financiero, pero hasta el momento sólo sirvió para engrosar el monto final de la “ley de leyes”, ya que hasta el momento no se avanzó con la obra.
Es más, los primeros bosquejos se armaron contemplando un puente con tránsito para trenes, conscientes de la ruta bioceánica latente y la ubicación estratégica de Corrientes y Resistencia. Sin embargo, los últimos trámites dieron cuenta de que se hará uno que simplemente abarcará la circulación de automotores.
UN HECHO QUE DEBERÍA SERVIR PARA ALGO
El lamentable siniestro, que colapsó la circulación en una de las rutas más transitadas del país no sólo interrumpió la logística y el comercio, sino que reavivó el debate sobre la seguridad de miles de ciudadanos, transportistas y trabajadores que lo cruzan a diario.
«La magnitud del hecho reafirma lo que venimos señalando desde hace años: la necesidad urgente e impostergable de avanzar con la construcción del segundo puente Chaco-Corrientes», sentenciaron las entidades en su boletín.

Desde hace años, las federaciones empresariales de ambas provincias han insistido en que la obra no es un capricho, sino un imperativo estratégico para el desarrollo regional. El actual puente, inaugurado en 1973, está al límite de su capacidad y se ha convertido en un cuello de botella que, en situaciones de emergencia (como la de ayer), se transforma en una trampa.
El comunicado de FEC y Fechaco va más allá de un simple lamento, es un llamado a la acción. Piden que, mientras se concreta el anhelado segundo viaducto, se implementen medidas de prevención y respuesta más eficientes para evitar que futuras emergencias se transformen en tragedias.
NO DEPENDER DE UN SOLO CAMINO

El mensaje final es claro y directo: la ciudadanía no puede seguir esperando. La construcción de una segunda conexión no sólo resolvería los problemas de congestión y los riesgos latentes, sino que, según las federaciones, se convertiría en un motor de crecimiento y oportunidades que beneficiaría a toda la región del NEA.
Un recordatorio amargo de que la vida, y la economía, no pueden depender de un solo hilo.
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