A esta altura hay un final abierto. Las contradicciones en el oficialismo son en parte fuego de artificios. A la hora de la verdad cerrarán filas, como en otras oportunidades, porque no hay esquemas alternativos puertas adentro del partido de Perón.
Pesa el control de la Provincia de Buenos Aires, con los gobernadores sin juego propio. Ayer las editoriales de Clarín, La Nación, Infobae y Perfil coincidieron con anticipos de EL LIBERTADOR de hace meses. De que entre Wado y Axel surgirá el candidato a la Presidencia y a la Gobernacion del primer estado argentino.
Para esas categorías no habrá primarias, sí para otras en una elección que como la del 13 de agosto, tendrá una tremenda incidencia en la configuración del escenario para el 22 de octubre, en que se elegirán los dos finalistas para un ballotage que es ineludible, quedará conformado el Congreso de la Nación con la enorme importancia que eso supone, y se definirá quién gobierna Buenos Aires donde se gana o se pierde por un voto aunque no se descarta que, luego del cierre de listas nacionales y antes del 3 de julio se desdoblen las elecciones, una iniciativa que está en el bolillero y que tiene en ascuas a Juntos por el Cambio y a los libertarios.
Falta poco y falta mucho para el 13 de agosto, y para el 22 de octubre. Son muchos los cabos sueltos que hay por un lado y por otro. Y está claro que por aquello de que todo tiene que ver con todo, cada movimiento en cada uno de los campamentos produce reacomodamientos con la excepcional particularidad de la notable falta de uniformidad en cada uno de los dos principales frentes donde conviven actores que no terminan de mostrar las cartas, existen reglas de juego que aún no se ponen sobre la mesa y un exceso de protagonismo, cuando no de soberbia, que quita racionalidad a muchas de las decisiones.
Nunca, en los 40 años de democracia se vivió una situación así con el aditamento, no menor, de una economía descontrolada que genera aún más incertidumbre a un calendario electoral complicado por dónde se lo mire.
Como telón de fondo, un actor central como es la Corte Suprema de Justicia de la Nación que aún tiene en carpeta la posibilidad de sacar a la luz fallos de altísimo voltaje político, algunos de los cuales tienen un importante grado de consenso, y otros se cocinan a fuego lento aunque los tiempos se manejan con el mayor hermetismo exclusivamente por la triada que hoy comanda el más alto tribunal de la Nación, de la cual queda afuera Ricardo Lorenzetti.
En un análisis ligero, alejado de la realidad, se vincula la Corte con algún sector político. Nada más alejando de la realidad. El alto tribunal está varios escalones por sobre oficialismo y oposición, y su estabilidad está garantizada por la propia composición del Senado que hace inviable, tanto la alternativa de un juicio político, como la integración de la vacante que dejó Elena Highton hace tiempo. Y mucho más la cobertura del cargo que dejó Alejandra Gils Carbó hace siete años.
ANTICIPO
En esto, otro acierto de este medio. Cuando se produjo la salida, por la puerta de atrás, de la jueza Highton este matutino descartó que pueda ser sustituida antes del primer semestre del 2025. Se llegará a esa fecha con una Corte con tres miembros. Hasta diciembre del año venidero tendrá cuatro, de los cuales tres habitualmente votan en el mismo sentido.
Para los que no conocen del juego en las alturas, en lo que es el cuarto piso del Palacio de Tribunales, que son la mayoría de los gobernadores y legisladores o más específicamente los políticos en general, les cuesta entender el modus operandi. Así se llegó, ante la vacante, de que desde Tucumán se impulse a una mujer del peronismo, algo absurdo visto la composición del Senado.
Se habló de una reforma judicial, o de la ampliación del número de miembros de la Corte a un número absurdo con una representación federal que desnaturaliza el sentido de su función. Todo quedó en agua de borrajas por aquello de que la única verdad es la realidad y la política es el arte de lo posible.
Como en el truco, hay que asegurar la primera, con el as de espada
Axel no quiere saber nada, más allá de que su análisis sea simplista, pero la realidad indica de manera muy clara que, hoy por hoy, es por lejos el candidato que asegura mejor performance en la primer vuelta. No es un dato menor. Es determinante, porque como en los exámenes sino se pasa el escrito no se llega al oral.
Kicillof puede lograr que el peronismo entre a la segunda vuelta, puede darle más diputados y senadores nacionales al oficialismo y puede ayudar de manera decisiva a que la provincia siga en manos del peronismo. Y aquí viene lo del simplismo. Históricamente desde el ’83 para acá el candidato a Presidente que más votos sacó en la provincia arrastró al gobernador. Es impensable que con un candidato de bajo target Axel pueda retener la gobernación. Simplemente porque la elección es simultánea y el efecto arrastre se hace sentir. De ahí la variante, posible, sólo posible, de desdoblar las elecciones provinciales como lo han hecho la mayoría de los distritos.
Y, lo que está claro es que con Axel de Presidente, y con Cristina de primera senadora las posibilidades de Wado de retener la provincia pasa a ser una realidad tangible, tanto más cuando Juntos por el Cambio, o más precisamente el PRO, ha recrudecido su interna.
Con este escenario se comienzan a transitar los últimos treinta días aunque, a la hora de la verdad, habrá que mirar los archivos de EL LIBERTADOR.
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