La comediante, docente y comunicadora formoseña, Alejandra Silva, en diálogo con EL LIBERTADOR, hizo un repaso por su historia. Referente a nivel regional, sentó precedente en lo que sería brindar un show de calidad a través de una buena historia y la capacidad para transmitirla.

La historia de Alejandra Silva está cargada de autoconocimiento, transformación y amistad. Con respecto a sus comienzos, Silva recordó: «En 2013 descubrí el stand up, justo cuando se me presentó una crisis y no sabía qué hacer con mi vida. Yo consumía mucho stand up, pero nunca creí que podía llegar a hacerlo. Hasta que una amiga me dijo que yo era buena para eso, que podía intentarlo».
En la actualidad, con más experiencia sobre el escenario y como docente a cargo de un taller semanal que se dicta todos los lunes por la noche en el Espacio Mariño, señaló: «El humor es mi cable a tierra, yo soy una persona muy adicta al trabajo. El humor fue encontrar un lugar donde puedo ser yo, donde puedo expresar lo que siento y qué es lo que quiero que la gente escuche de ello».
Aunque años atrás, cuando atravesó un momento de incertidumbre, un viaje a Buenos Aires le permitió animarse a descubrirse a sí misma y empezar a conocer más sobre el mundo del stand up. Fue allí cuando compró su primer libro sobre este arte. Y por esas casualidades, que a veces ocurren, justo un mensaje llegó a su teléfono. Era otra amiga que la convocaba para armar un grupo de stand up en Corrientes. «Dije que sí, de una y llevé mi libro a la primera reunión como la ‘ñoña’ que soy», detalló con orgullo.
Luego, recordó: «En 2013 empezamos a juntarnos y a capacitarnos de todas las formas posibles. Así nació Angaú Stand Up. En esa época empecé a hacer y ver más shows. Así fue que avancé y armé mi primer monólogo».
Un espacio para crear
A las personas que están en interesadas en descubrir cómo es este mundo, la profesora los invita a «ir a ver cómo es la dinámica», por esta razón les ofrece participar de una clase de forma gratuita, con el fin de que la persona analice si es lo que está buscando o si concuerda con lo que se desea explorar en ese momento.
El taller de Angaú Stand Up se realiza todos los lunes de 21 a 23 en el Espacio Mariño, ubicado en Santa Fe 847 y está abierto a todos aquellos interesados. No es requisito tener conocimientos previos, sólo animarse a conocerse y darse a conocer desde un lugar nuevo. «Probar es la mejor manera de ver si funciona. Es un desafío interesante, hacer introspección con el humor, día a día. Cómo nos podemos reír de esto, encontrarle la vuelta graciosa», compartió.
Luego, describió que «se trata de humor por identificación, se basa en la premisa de que a todos nos pasa lo mismo. Entonces, se llega desde lo cotidiano porque mientras más general sea la temática, a más personas vas a poder abarcar. Hacer humor con lo que es habitual y de todos los días, es la forma. Vos decidís qué querés comunicar. Se trata de pensar cómo hacer que la gente se ría, con las herramientas que cada uno tiene».
«Para desarrollar un monólogo hay que escribir mucho y a la vez observar, porque tenés que contar qué te pasa a vos con eso», describió. En ese punto el rol de la docente es esencial al acompañar cada proceso personal.

Reírse de lo cotidiano
Los referentes de Alejandra van desde los más clásicos como Les Luthiers y Enrique Pinti, hasta los más contemporáneos como «Connie» Ballarini y «Lucho» Mellera. En el caso de Juan Barraza, Silva sostuvo que «ya es como un amigo», debido a todas las veces que fue invitado a la provincia a dar shows y capacitaciones.
En un plano más internacional otro de sus favoritos es Adal Ramones, conocido por el monólogo que desarrollaba en el programa de televisión Otro Rollo.
Al ser consultada sobre su rol como docente, expresó: «El stand up sirve para canalizar cualquier tipo de cosa que tengas. El humor es el camino que lleva a reírse de las desgracias. Para mí es un honor acompañar los procesos creativos».
Taller
Todos los lunes de agosto a noviembre un grupo de personas se reúnen con el fin de encontrar su propia manera de hacer reír a los demás. Su objetivo va detrás de la elaboración de una rutina que permita hacerlos brillar en el escenario por cinco minutos o más.
El curso abarca cuatro meses, a través de los cuales encontrarán un tema sobre el cual trabajarán y avanzarán. En base a ello, el paso principal será crear material, que será analizado en grupo. Para después ser ensayado y tendrá su culminación al momento de subir al escenario con confianza arrolladora.
Se trata del tercer grupo de estudiantes que acompaña. Entre los participantes de cada cohorte se va generando una especie de comunidad, entre los cuales se pasan tips, se regalan tiempo de escucha y comparten.
«Se arman grupos muy lindos, muy interesantes, donde cada uno escribe lo que siente y lo que cree. A veces podría llegar a verse como un grupo de autoayuda, ya que los chicos atraviesan un proceso de introspección y observación profunda en muchos casos», detalló Silva.
La rutina es lo principal, sobre ello Silva detalló: «Es para no quedarte en blanco arriba del escenario. Tu público es parte de tu espectáculo, te marcan el paso. Hay que saber hablar en público porque tiene que ser lo más parecido a una charla con tus amigos en un asado. Que parezca cotidiano».

