En diálogo con un programa radial, Gabriela Caballero, referente de la cofradía de San Baltasar en Corrientes, manifestó: «Para nosotros pintarse la cara con el corcho quemado, es racismo».
Se refirió acerca de la costumbre en actos escolares sobre la caracterización de figuras de la época colonial, como candomberas o mazamorreras pintándoles el rostro con corcho como para denotar que se trataba de personas negras.
La correntina afrodescendiente, comentó desde su punto de vista, cómo se desarrollaron a través de las décadas, estos hábitos de caracterizar a los niños que interpretan roles de la época colonial, con actitudes, vestimentas y maquillaje que hoy consideran ofensivo, discriminatorio y racista.
«Desde diversos sectores buscamos plantear, esto que era muy habitual en las fiestas del 25 de Mayo, el rol que tienen los negros y las negras, que siempre fue el rol clasista, de las castas que siempre nos tuvo en el escalafón de servidumbre, es decir, el negro nunca aportó más nada que el de servir a sus amos o a sus patrones», reconoció en una entrevista con radio Continental.
«Para nosotros pintarse la cara con el corcho quemado, caracterizarse de esta manera, el blackface, es racismo, y en su momento no se lo tomó de una forma tan violenta porque no existía una legislación o una Ley que ampare a la comunidad, para que sea tomado como algo racista, recién a finales de 1999, 2000 a nivel internacional y acá en Argentina recién a fines de 2019, 2020, el pintarse la cara de negro está considerado racismo», enfatizó.
Deslizó que desde hace unos años se viene hablando cada vez más respecto del estigma que cargan los afrodescendientes en la Argentina y situaciones sociales que vivimos aún en las escuelas y que a veces observamos con una mirada que podemos calificar de muy ingenua.
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