Las últimas tres noches de la 31ª Fiesta del Chamamé fueron sin dudas las más convocantes y emotivas, pero también las más riesgosas en el actual contexto de pandemia. La inmensa mayoría del público incumplió los protocolos sanitarios, en un anfiteatro Cocomarola que lució al tope de su capacidad pese al aforo reducido que se había anunciado.
La máxima fiesta mundial de la música litoraleña fue el atractivo principal de la ciudad de Corrientes desde el viernes y hasta ayer, tanto para vecinos como para turistas.
El público que asistió al Cocomarola, en su gran mayoría, demostró no tenerle miedo al virus, obviando los sucesivos récords de contagios y muertes informados en los últimos días a escala local. Esto en el marco de la tercera ola provocada por la variante Ómicron, caracterizada por ser mucho más contagiosa que las anteriores mutaciones del coronavirus.
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