El ambientalista oriundo de San Cosme, Luis Martínez, se refirió a la Cumbre Climática o COP26 que se realizó en Glasgow, Gran Bretaña, y que debió concluir el viernes, sin embargo, se extendía hasta ayer para lograr un documento final este fin de semana.
«Este viernes se suponía que sería el último día en agenda para que finalicen los debates. Todas las miradas están puestas en una resolución final que no se sabe si llegará, ni cuándo, ni cómo», señaló Martínez a EL LIBERTADOR, quien agregó que «durante dos semanas los países presentaron sus planes de reducción de emisiones de dióxido de carbono y en los últimos días, vimos cómo los compromisos fueron poco ambiciosos. Realmente, no están a la altura de los desafíos que impone la crisis climática, que es una realidad y que impacta gravemente en muchas partes del mundo, pero sobre todo en el Sur global. Con los planes presentados hasta el momento, se incumplirá el objetivo de 1,5°C acordado en el Acuerdo de París» contra el calentamiento global.
Agregó que «la comunidad internacional lleva mucho tiempo discutiendo todos estos puntos y parece que están más preocupados en discursos que en afrontar la emergencia climática. Hasta hoy, seguimos sin tener acuerdos claros y son textos donde parece que se imponen los intereses de la industria fósil. Será imposible cumplir con el Acuerdo de París si no somos capaces de dar una respuesta global a la altura de la emergencia climática. Pero todavía queda tiempo para proveer todos estos mecanismos que había que discutir antes de la cumbre. No podemos perder el tiempo porque se está agotando», alertó ayer el ambientalista correntino.
Consideró luego que «el primer borrador del Acuerdo de la COP26 es extremadamente débil e inestable. No hizo mención clara y precisa sobre la urgente necesidad de eliminar los combustibles fósiles, punto central si los países realmente quieren llevar adelante medidas que vayan de la mano con lo acordado en París. La breve mención que existe en el borrador respecto del ‘fin al carbón’ y a los subsidios a los combustibles fósiles, corre serio peligro de ser completamente eliminada del texto en estas últimas instancias de negociación».
EN LA ARGENTINA
En el marco de la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, más de 100 países firmaron un Acuerdo para detener la deforestación para 2030, incluso la Argentina, que a último momento lo firmó. Es importante aclarar que este compromiso no es suficiente para enfrentar la crisis climática y de biodiversidad en la que estamos actualmente, necesitamos actuaciones más urgentes. Nuestro planeta demanda una acción urgente, necesitamos frenar la deforestación. Para 2030 ya no tendremos bosques. Ponerle una curita al problema no es la solución», remarcó.
Recordó que el país «perdió 2,8 millones de hectáreas de bosques nativos en 12 años. Durante 2019 y 2020 se perdieron más de 80.938 hectáreas de bosques. Las cuatro provincias con más desmontes del país son: 25.513 hectáreas, Santiago del Estero; 23.521 hectáreas, Formosa; 14.664 hectáreas, Salta y 17.240 el Chaco» y en ese sentido, «la Argentina, por su parte, también presentó planes de acción insuficientes. Incluso, aunque se alcance una disminución del 27 por ciento de las emisiones para 2030, el compromiso continúa siendo débil. Nuestro país está entre los 30 países que más emisiones de gases de efecto invernadero generan», lamentó. «Necesitamos propuestas serias y ejecutables en corto plazo. No podemos esperar hasta 2030 para empezar a implementar planes de mitigación climática. El planeta y los ciudadanos le están exigiendo a los líderes mundiales que actúen urgentemente para crear un mundo más sostenible. Ya no tenemos tiempo, está en juego el futuro de la actual y futuras generaciones. Ahora depende de ellos escuchar y actuar».
EN CORRIENTES
En cuanto a Corrientes, «tenemos temas importantes que todavía seguimos esperando, como la Ley Yolanda, que brindará herramientas de conocimientos a todos los funcionarios sobre temas ambientales; otro tema que urge en tratar es la declaración de Monumento Natural al Mono Carayá, otro ejemplar que se suma a la lista de especies vulnerables, cuya mayor culpa es vivir en su hábitat natural, los bosques. La destrucción de sus montes son para dar lugar a la producción maderera, agropecuaria o la urbanización, que lo ha dejado sin hábitat, y la estupidez criminal del mascotismo lo hizo y sigue perjudicando a esta especie. ¿Cuándo vamos a entender que los animales silvestres no son mascotas y que lo único que estamos provocando es la extinción de más ejemplares que son valiosos para el equilibrio de un determinado ecosistema?», cuestionó.
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