Sin poder ganar un partido, Boca Juniors se despidió del Mundial de Clubes 2025 en la fase de grupos, un duro golpe que profundiza la crisis deportiva que atraviesa el club en lo que va del año. La expectativa era alta, pero el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo no logró estar a la altura, convirtiéndose en el primer club sudamericano en quedar eliminado en esta instancia del certamen.
El Xeneize no pudo sumar los puntos necesarios para avanzar. Tras un empate 2-2 con Benfica en su debut y una derrota 2-1 ante el Bayern Múnich, las esperanzas se diluían. El último partido que se jugó este martes, un deslucido 1-1 frente al Auckland City, selló el destino de Boca. Este empate contra un rival, a priori, menor, evidenció la falta de contundencia del equipo.
Pero el resultado del partido de Boca fue, en última instancia, irrelevante para sus aspiraciones. Aunque el encuentro tuvo una interrupción por alerta meteorológica, la eliminación ya era un hecho antes de la reanudación: la victoria del Benfica sobre el Bayern Múnich dejó a Boca sin posibilidades matemáticas de clasificar, independientemente de lo que hiciera frente al equipo neozelandés. Es decir, incluso si Boca hubiera ganado su partido, no habría avanzado a la siguiente fase.
La frustración es palpable entre los hinchas y en el seno del club. Esta eliminación en el Mundial de Clubes se suma a una serie de resultados adversos que han marcado el 2025 para Boca. El equipo no logró clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores y tuvo una participación efímera en la Copa Argentina. La pobre performance en este torneo internacional, al que Boca accedió por su posición en el ranking CONMEBOL (no como campeón de la Libertadores), subraya un presente complejo.