Entre sus muchos atractivos naturales, Loreto cuenta con un espacio que se convirtió en símbolo de la música y el encuentro. Se trata del bar y pista Punta Tacuara que, desde el 2020, es Patrimonio Cultural e Histórico de la Provincia.
Con más de 65 años de vigencia, por su escenario desfilaron importantes figuras del chamamé, comenzando por Mario Bofill, que inmortalizó el espacio con su recordado Conjunto Pena y Olvido. Sin embargo, pese a toda esa mística que hicieron de este espacio un emblema del pueblo, hoy está en serio riesgo de perderse para siempre y la comunidad pide ayuda para salvarlo.
El pasado 30 de junio, la página local Loreto Porá Info publicó la noticia del derrumbe de las paredes del escenario del Punta Tacuara. «La pista que hizo feliz a tanta gente, el lugar de encuentro, donde se gestaron tantos amores, donde se gestaron tantas amistades y donde se compartieron tantos gratos momentos se derrumba por el paso del tiempo», expresaron y acompañaron con fotografías en las que se evidencia el estado del lugar.

«Es nuestro patrimonio y está en riesgo de perderse y no tenemos respuestas», dijo a EL LIBERTADOR el gestor cultural Miguel Ojeda. Consultado por las acciones para salvar el espacio, mencionó que entre el propietario del bar y pista y la comunidad comenzaron una colecta para juntar materiales, pero remarcó que pasó más de un mes y todavía no hay respuesta oficial sobre una acción concreta para la reconstrucción.
Ojeda insistió en que se trata de un espacio que está protegido. «Fue declarado Monumento Histórico Municipal por la Ordenanza 67/06, donde reza que debe conservarse por su antigüedad. Y, es Patrimonio Cultural e Histórico por la Ley 6.533. No sirve que se hagan estas declaraciones solo para colocar un cartel, si luego no se protege a los lugares como se debería», expresó.
MOVIDA SOCIAL
Por su parte, Julio Escobar, hijo de los dueños originales del bar y pista y actual propietario del lugar dijo también a EL LIBERTADOR que cuando ocurrió lo del derrumbe pidió ayuda y organizó una colecta a través de su radio Purajhey Loreto para intentar llevar a cabo los arreglos.
«Esto tiene más de 65 años. Hay familias enteras que se formaron aquí. Es un lugar que tiene muchísimo valor para la comunidad», remarcó.
«Los primeros días después del derrumbe yo pedí colaboración a la gente a través de la radio. Me ayudaron, tengo bolsas de cal de albañil y otro material. Pero faltan los ladrillos y hierros. Además, estamos viendo de conseguir a alguna mano amiga para la construcción. Pero esto es todo a pulmón, porque algunos lo quisieron asociar con favores políticos y no es así. Si la gente quiere colaborar, es para salvar el bar y pista, no para hacer política a favor de ningún partido», aclaró.

Julio Escobar también contó que hasta antes del derrumbe el lugar se utilizaba para festejos populares como el del club de fútbol y otros encuentros. «Este espacio es uno de los más importantes que tiene Loreto. Familias enteras pasaron lindos momentos acá. No podemos dejar que todo eso se pierda», finalizó.
Sueño de César y Ramona
En el texto del proyecto de Declaración de Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia, presentado en noviembre de 2018 por el diputado Horacio Pozo (ELI), se relata la historia de este emblemático espacio. «Se trata de una pista de bailes populares que funcionó en Loreto desde el año 1958. Fue propiedad originariamente de la familia Escobar, don César Escobar y doña Ramona Romero su inseparable compañera de toda la vida; actualmente a cargo de sus hijos», se cuenta.
«Ubicada en la calle Armengol Alegre esquina Bartolomé Mitre de la localidad de Loreto, en pleno casco histórico. Fue realizada por la familia, es un gran patio con un gran quincho de techo de paja con su perímetro abierto. Al frente en lugar de muro perimetral se usaba un cerco de tacuaras a pique, es decir apoyadas sobre el suelo y el pequeño bar, que funcionaba sobre la calle, donde también se cobraba las entradas al baile. En el bar ofrecían milanesas y marineras hechas por doña Ramona, se servían al plato porque la gente venía temprano y desde lejos a caballo o caminando y se sentaba a cenar», agrega el documento.
«Por la pista que funcionaba los fines de semana pasaron conjuntos afamados de chamamé como Odilio Godoy, Tránsito Cocomarola, Fito Ledesma, los Hermanos Cardozo, los Hermanos Barrios, Salvador Miqueri. Los Hijos de los Barrios y todos los conjuntos de la zona», completa.


