Una banda de cuatreros brasileños carneó diez vacas preñadas en el establecimiento ganadero «Don Carlos», ubicado en la zona sur correntino, causando pérdidas millonarias y exponiendo la persistencia del abigeato en la frontera con Brasil. La zona es considerada de alta peligrosidad por su historial de robos de ganado, y productores locales reclaman mayores recursos y controles de seguridad para frenar estos delitos.
El flagelo del abigeato sigue afectando a los productores de la zona sur de Corrientes, especialmente a aquellos que tienen sus campos muy cercanos a la costa del río Uruguay, en los parajes conocidos como Cuay Grande y Cuay Chico, que limitan con el territorio brasileño. Este sector se encuentra a unos 20 o 30 kilómetros aproximadamente al sur de la ciudad de Santo Tomé, sobre la costa del río.
Según fuentes de primera mano, entre la semana pasada y el martes 9 de septiembre, un grupo de cuatreros de nacionalidad brasileña, movilizándose en lanchas con motores fuera de borda y portando armas de fuego, habría cruzado el río e ingresado al campo de Álvaro Pellegrini, un conocido médico veterinario de Santo Tomé. Los delincuentes carnearon un total de diez vacas que se encontraban preñadas, provocando una pérdida estimada en unos 13 millones de pesos.
UNA ZONA HISTÓRICAMENTE AFECTADA
La zona donde ocurrió el hecho es reconocida por la frecuencia con que bandas de cuatreros, tanto argentinos como brasileños, atacan a los productores que poseen campos dedicados a la ganadería. Es considerada una “zona caliente” para el abigeato, con antecedentes de robos de ganado que se registran desde hace años.
De forma esporádica, la policía brasileña logra detener a personas sindicadas como integrantes de estas bandas que operan en la ribera del río Uruguay y que limitan con la ciudad de Santo Tomé. Estos operativos buscan frenar un delito que se ha vuelto reiterado y complejo de controlar por su carácter transfronterizo.
En uno de los procedimientos más recientes, las fuerzas de seguridad lograron secuestrar tres lanchas que estaban sobre la costa brasileña y que eran utilizadas por malvivientes dedicados a cometer delitos rurales, como el abigeato, mayormente en el lado argentino de la frontera.
TESTIMONIOS DEL PRODUCTOR AFECTADO
Álvaro Pellegrini, productor de razas bovinas coloradas cuyo campo está en la zona fronteriza de Santo Tomé y limita con Brasil, brindó declaraciones al diario La Nación respecto de lo sucedido. Explicó que estos casos vienen de larga data y que se han reportado varios hechos delictivos de hurto y faena de animales por parte de delincuentes que cruzan desde el país vecino.
“Te matan seis o siete animales y se llevan un cuarto. No les importa si están con crías o si están preñadas”, puntualizó Pellegrini. Según denunció, los autores de esos hechos provienen de Brasil y actúan sin ser detectados.
Relató que los casos suelen registrarse al mediodía. “Esta frontera históricamente fue atacada y hubo grandes matanzas de hacienda, con lo que cuesta producir un animal porque hay que esperar tres años para poder tener un vientre, preñarlo, y poder sacar un ternero. Realmente, te da una impotencia bárbara porque no se puede hacer nada. Ayer, por ejemplo, terminó de llover y salimos al campo y nos encontramos con animales faenados. Nos cuesta mucho trabajo, tiempo, sacrificio y dinero poder seguir en la producción como para que estos cuatreros te hagan matanzas de un día para el otro”, subrayó.
INSEGURIDAD Y FALTA DE RECURSOS
El productor lamentó que los delincuentes se manejen con total libertad en este tipo de actos. “Esa gente anda armada, imaginate si se genera un encuentro con los trabajadores; tampoco nosotros somos policías ni guardia costera para andar detrás de ellos”, sostuvo.
Pellegrini contó que le faenaron diez animales en la última semana y que, en total, desde que comenzaron a registrarse los hechos, suman 18 animales faenados. Estimó la pérdida en 18 millones de pesos. “Eran animales [vientres] que estaban inseminados y otros con terneros por nacer. Más allá de la pérdida económica que me genera, está el trabajo, el tiempo y la dedicación que uno tiene, también está el riesgo de encontrarte con esta gente [cuatreros] adentro de tu propiedad. Pero es incalculable lo que estamos sufriendo”, precisó.
Lo llamativo es que su campo se encuentra a solo dos kilómetros de un puesto policial, pero según relató, los agentes no pueden hacer nada porque no cuentan con recursos suficientes para cuidar la costa y evitar que estos hechos sigan ocurriendo.
RECLAMO DE MAYOR SEGURIDAD
El productor comentó que realizó la denuncia en la policía, pero no ha habido ningún avance en el lado argentino. “Es desesperante lo que nosotros en este momento estamos viviendo en la costa del río Uruguay. Esto está incontrolable, pasó desde que tengo uso de razón, pero últimamente se ha potenciado”, afirmó.
Si bien los casos disminuyen cuando se activan protocolos de seguridad y se realizan controles fronterizos, desde el sector rural señalan que la Policía Rural e Islas y Ambiental Rural (Priar) de la provincia de Corrientes debería contar con más recursos para enfrentar esta problemática que amenaza la producción ganadera.
Mientras tanto, los productores afectados continúan reclamando medidas urgentes y coordinadas entre las fuerzas argentinas y brasileñas para frenar el accionar de las bandas que operan en la ribera del río.

