La economía doméstica lleva casi una década marcada por una inflación altísima. La situación económica e inmobiliaria en Argentina se ha vuelto compleja y delicada a consecuencia de esto y, también, de la falta de políticas efectivas y bien construidas. A pesar de eso, se están vendiendo más viviendas.
Una situación que mira a los argentinos que han podido ahorrar en los últimos años o que, en cambio, han podido pagar cuotas mensuales para adquirir la vivienda mientras esta estaba en construcción. Ambas situaciones son las que están impulsando las compras en las principales ciudades del país.
No es algo inusual, de hecho, es un sistema de compra que se denomina como compra desde el pozo. Desde portales inmobiliarios como listacasas.com cada vez contemplan más esta posibilidad, una que atrae a los habitantes de la nación por el abaratamiento de las unidades. En ocasiones, la rebaja del metro en construcción respecto al metro ya construido puede rozar el 50%.
Quienes tienen dólares ahorrados se están lanzando a este tipo de planes. Entre otras razones, porque se convierten no solo en una opción para vivir, sino también en una forma de combatir la inflación económica. El valor de los inmuebles puede seguir subiendo, pero el dinero se va depreciando con el paso del tiempo.
El factor ahorro es muy relevante de cara al panorama inmobiliario argentino. Los nuevos compradores son los antiguos ahorradores, sobre todo porque cada vez es más complicado obtener una financiación bancaria. Aunque el propio Gobierno de Argentina ofrece la posibilidad de disfrutar de créditos personales, sus requisitos y cuantías complican el acceso a la vivienda.
Con este, quien dispone de un capital ahorrado entre los 25,000 y los 30,000 dólares puede hacer lo que se conoce como “entrar en pozo”, o lo que es lo mismo, pagar por una vivienda o un departamento mientras se está construyendo. Con este sistema, tiene la posibilidad de acceder a las opciones de financiación que dan las constructores, más sencillas y accesibles que las bancarias.
Solo hay que comparar con el precio medio de la vivienda para entender el impulso de este sistema. El precio medio de la vivienda en el país puede ser de unos 80,000 dólares por un inmueble en las afueras de una ciudad, o incluso superar los 250,000 dólares. Algo a lo que hay que sumar unos altos intereses en bancos y un escenario complicado por la inestable situación política de las últimas dos décadas.
Aumenta el pozo, pero no los precios
El fenómeno sorprende a propios y extraños. El precio del dólar apenas fluctúa y el coste de la construcción está creciendo. No obstante, por ahora ni desarrolladores ni constructoras están trasladando este cambio a las empresas inmobiliarias. Un lapso de tiempo “en tierra de nadie” que es ideal para inversores.
Los especialistas subrayan este marco temporal en el que todavía no se ha subido el precio de la vivienda como debería para aprovechar. Se estima que la subida sea considerable en cuestión de años o incluso meses. A eso se suma el sistema de compra en pozo que, por lo general, puede llevar a un ahorro de más del 30% en la adquisición de inmuebles.
Con este futuro a la vista, los compradores que han ahorrado se están lanzando de lleno al sistema en pozo. Aunque la situación varía considerablemente en función del territorio. La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, es la más optimista del país en cuanto a la construcción y venta de viviendas. Otras zonas, en cambio, no se muestran igual de entusiasmadas.
Las previsiones a medio y corto plazo miran directamente a un sector inmobiliario con precios mucho más altos que hace unos años. En cambio, las obras de pozo van a variar muy poco respecto a los precios finales. Las constructoras están flexibilizándose en este sentido para facilitar el acceso a los compradores y así poder abordar las obras con una mayor liquidez también.
Es una situación inusual, ya que el país no se ha librado del azote de la pandemia durante el pasado 2020, con todo lo que esto ha implicado a nivel económico e incluso social, con enfrentamientos entre gobierno nacional y regional por su estrategia de contención de contagios. En tiempos en los que el poder adquisitivo de las familias baja, está aumentando la venta de viviendas a un ritmo que ni el propio sector podría imaginar.
Pero este crecimiento va ligado al descubrimiento de este sistema de compra. Cada vez más personas con liquidez se están interesando por él con la intención, sobre todo, de aprovechar estos inmuebles para rentabilizarlos a través del arrendamiento en el futuro. Una inversión hecha hoy para recoger frutos mañana. Una que no está haciendo más que ayudar a un sector que lo necesita.