Al Intendente libreño lo apuntaron por un intento de capitalizar una reunión que pretendió mostrarse como de todo el peronismo en la que se dijo participaría el Interventor partidario «Juanchi» Zabaleta. Muchos dirigentes no asistieron, otros se enteraron después por las redes sociales de un convite que al menos sirvió para levantar el avispero en un año que es una bisagra en la vida política de la Provincia, donde el peronismo tiene la oportunidad de recuperar el terreno perdido en las dos elecciones provinciales anteriores, en las que no alcanzó el 20%. El Interventor, cuidadoso de las formas y consciente del desafío que tiene por delante, se desentendió del tema. Apuesta a revertir las malas performances, dándole competitividad al peronismo en el marco de un ordenamiento que vaya más allá de luchar por algunos cargos. «Hubo muchos compañeros que no pudieron estar, lo aclaro porque lejos de querer excluir; al contrario, soy una persona que quiere ampliar la mesa de trabajo», indicó «Tincho». Abogó para que las internas se pasen para después de las elecciones de este año.
02-POLITICA 03-POLITICA-3El PJ se encuentra en un interregno de incertidumbre provocado por un sinfín de cuestiones que vienen esmerilando las posibilidades de instalarse como opción de poder para dentro de 2 años. Una de ellas tiene que ver con la sectorización que desde algunos espacios internos alientan, so pretexto de obtener la venia de Buenos Aires para tomar las riendas de la orgánica.
En medio de ello, ocurrió un nuevo capítulo que expuso este tipo de tesituras partidarias. Fue por una convocatoria realizada por el intendente de Paso de los Libres, Martín Ascua, quien no logró una participación importante de dirigentes, intendentes ni legisladores, aunque sí sirvió para abrir el debate interno en tiempos en los que debe primar la reformulación de una estrategia que cabalgue sobre las fuertes contradicciones que se avizoran en el oficialismo gobernante, que no encuentra la forma de superar la pelea previa a 2025, donde deberá definirse el candidato del radicalismo para suceder a Gustavo Valdés que, impedido de la reelección, enfrenta una coyuntura complicada donde vuelve a asomar la sombra del ex gobernador, Ricardo Colombi. El mercedeño está dispuesto a quemar las naves en su no disimulado intento por volver al sillón de Ferré.
EL 2023 DIVIDE
LAS AGUAS
EN EL OFICIALISMO
Aún no se instala la puja sórdida que, por debajo, mantiene en vilo no sólo a los radicales, sino a los propios socios de la alianza gobernante. Estos están al tanto de que -tarde o temprano- deberán tomar partido si es que no hay fumata en la primera línea del radicalismo, donde se es consciente de que quien sea cabeza de lista en la nómina de senadores tendrá media campaña hecha para el siguiente turno electoral y capitalizará un resultado que -de ser el esperado, en el caso que se mantenga la unidad- proyectará al candidato como potencial exponente de la alianza gobernante para 2025.
Ricardo Colombi, que además es titular partidario, sabe de la importancia de no ceder un tranco de pollo en esta previa que será definitoria de sus aspiraciones futuras.
Esta decisión del mercedeño enciende, desde ya, todos los sensores puertas adentro del Gobierno que no oculta su propósito de instalar un sucesor de su propio riñón, abriendo un proceso de renovación en las estructuras del oficialismo.
Son conscientes además de la dificultad de negarle la reelección a quien no sólo es el Presidente de la UCR, sino la cabeza visible del proceso que se inició hace 22 años, con la derrota en las urnas del nuevismo.
Que será un hecho traumático no cabe dudas, aunque está claro que Colombi sabe que es su última oportunidad de seguir en la cresta del poder. Muchas veces, aunque fue a fondo, prefirió hacer concesiones sin llegar a romper los platos.
La misma política desarrolló con singular habilidad su delfín Gustavo Valdés, quien se las ingenió para al menos dilatar una disputa que asoma como inevitable en términos de poder y que muestra un final abierto, con la posibilidad de que se repita el escenario de 2009, donde el radicalismo concurrió dividido a las urnas, circunstancia que no supo aprovechar el peronismo, al que la suma de errores, la falta de estrategia y la ausencia de un candidato bien considerado en el escenario provincial lo dejó fuera de la segunda vuelta.
Fue luego de haberse equivocado en la nominación de los candidatos nacionales, en una elección que precedió a la provincial y colocó a Josefina Meabe y a «Nito» Artaza como puntas de lanza que abrieron el camino de la consolidación de las ofertas provinciales que terminaron por instalar como finalistas para el ballotage a las huestes de Arturo y Ricardo Colombi.
Pacayut, un aliado inesperado que no logra entender que el apoderamiento es una función esencialmente técnica
El fantasma del aggiornamento de una nueva «Cooperativa» sobrevoló el escenario político peronista y ahí no quedó bien parado el ex diputado, Félix Pacayut, quien -como pocos- resume el estigma de ese tiempo superado en la vida del peronismo. En las últimas semanas, fue fogonero de la incursión de Ascua en tierras capitalinas.
Pacayut junto a Jorge Romero, de quienes nada puede decirse en lo personal, pugnan por abroquelar lo que fue la renovación, en su momento liderada primero por Enrique Vasse, luego Rubén Pruyas y finalmente Fabian Ríos. No es tarea fácil, por cierto. Son varios los que apuestan a reposicionarse dentro de ese espacio donde además piden una oxigenación. Lo cierto es que Pacayut aparece como la cara visible de lo que fueron dos elecciones sucesivas, con el 19 por ciento de los votos, un lastre difícil de remontar.
En el PJ todo está por verse, se equivocan
quienes lo ven fuera de carrera
Fue Ascua, con algo de ingenuidad y falta de experiencia política para las ligas mayores quien comenzó a abrir un debate que en los hechos venía dándose de manera subterránea.
En una entrevista con Sudamericana, el Jefe comunal intentó explicar por qué se lanzó con un mitin a las apuradas en suelo libreño y pretendió aclarar que lejos se estuvo de excluir a sectores que traccionan dentro del Partido Justicialista. A pesar de ello, las opiniones de los compañeros a escala provincial no fueron las mejores hacia «Tincho».
La ausencia de Zabaleta que, en los hechos, nunca habría comprometido su participación, intentó ser explicada por uno de los apoderados del partido. Algo que causó disgusto en el propio Interventor.
Para un dirigente de la talla del Intendente de Hurlingham, que lidia en las ligas mayores y que ya ha visto correr mucha agua bajo el puente, la distancia a Corrientes no impide que sepa interpretar la realidad de un distrito que históricamente fue adverso para interventores partidarios y federales.
Difícilmente lo tomen con el paso cambiado. Sabe que el armado debe tener objetivos claramente superadores y que el ámbito, las firmas, como la definición de los interlocutores no puede quedar librado al azar.
Está claro que tiene mucho por ganar o por perder en Corrientes, y como dirigente con proyección apuesta a coronar su gestión con un resultado que reposicione al peronismo de cara a 2025.
Martínez Llano: «El 2023 será un buen año para el PJ»
Rodolfo Martínez Llano fue uno de los que no estuvo en Paso de los Libres, aunque admitió que el intendente Ascua tuvo el gesto de invitarlo y vio positivo el hecho de que compañeros, pocos o muchos, se reúnan a debatir sobre todo en búsqueda de la unidad y de definir estrategias.
«Aunque estaba muy cerca de Paso de los Libres, le expliqué al Intendente que, para avanzar con posibilidades de éxito, era necesario cuidar las formas y manejar los tiempos. Entiendo que esas convocatorias deben acordarse previamente en la definición del lugar, el objetivo y el temario, así como los partícipes», señaló el ex Diputado nacional. Remarcó además que el concepto de unidad «es más que importante, aunque debe darse, no tanto en torno a personas, sino a objetivos y propuestas claras dirigidas a los correntinos».
«Una foto, en un momento y lugar equivocado, puede crear confusión», apuntó. «Quiero que dejemos atrás la sectorización y aboguemos por la apertura que garantice una mayor participación», dijo.
Consideró un error que se haya invocado la presencia del Interventor cuando no iba a estar y sostuvo que, «entre todos, debemos tratar que la gestión llegue a buen término y deje un resultado que le sirva al peronismo».
Martínez Llano adhirió a la necesidad de fortalecer las representaciones parlamentarias en lo que es la Provincia, apuntando en esta instancia al Partido Justicialista, aunque dejó en claro que no se considera el dueño de la verdad y que habrá que analizar las distintas opciones.
«Yo mantengo diálogo con todos. Algunos me dicen que hay que salir, reunirse. Pero para salir hay que saber qué decir y para eso saber dónde estamos parados. Creo que antes debemos establecer reglas. Es lo que siempre dije respecto a las internas. Por eso el proceso no se dio. La improvisación y el apuro no conduce a buenos resultados», resaltó.
Respecto al plano nacional, anticipó que, aunque tenía previsto concurrir a la reunión de la mesa nacional convocada para el jueves, prefirió esperar los primeros pasos que se den. «Soy un crítico del manejo que vienen haciendo», remarcó. «Hasta ahora, la imagen que dan dista de ser la mejor, aunque creo que se equivocan los que dan la elección perdida. Esta es una pelea de final abierto donde sobresale el efecto Milei en la conformación del escenario político y donde la oposición no ha logrado capitalizar, en beneficio propio, la suma de errores que venimos cometiendo», concluyó.
¿Y Gustavo Canteros?
Al Vicegobernador, no es un secreto, le cuesta hacer pie en el espectro opositor, Por momentos, parece forzada su inserción y en los hechos una discusión de fondo en el peronismo es la redefinición de la política de alianzas en un turno de elecciones de medio tiempo donde no se elige Gobernador y donde, por tanto, las necesidades son distintas.
En los últimos comicios hubo una apertura que no será fácil mantener en esta elección. No pocos son los que priorizan una alianza hacia adentro del PJ para contener a los distintos sectores internos, conscientes de que en política lo que valen son los segmentos electorales y que la oposición referenciada en un peronismo que muestra aptitud para plantarse como opción lleva el significativo caudal de los que no quieren votar al oficialismo. En este contexto, Canteros, un hombre de suerte y audaz, aunque sigue mostrando una raíz justicialista que nunca tuvo, sabe que no puede jugar todas las fichas en un solo paño y mira de reojo a Colombi, con la esperanza de juntar fuerzas si el escenario se abriera, algo que asoma al menos por ahora como probable. En tal caso, el ex Vicegobernador apostaría por la Cámara de Diputados, sin resignar sus aspiraciones mayores que pasan en un plan de máxima por la Gobernación en 2025 o una nueva intentona por la Intendencia de la Capital.
Colombi, aunque no descarta esta alternativa, prefiere poner toda la fuerza en legitimar su candidatura por el oficialismo gobernante, aunque no deja de considerar opciones como hombre caprichoso que es, a quien la suerte también lo ha acompañado aún en las empresas más audaces.
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