Los productores arroceros correntinos que se preparan para volver a sembrar en septiembre se enfrentan nuevamente este año a dos adversidades, los elevados costos de producción con insumos dolarizados y el factor climático con la falta de agua para riego.
«Tenemos un año muy malo, una campaña muy jodida en materia de producción y de precios», dijo abiertamente a EL LIBERTADOR, el productor Pedro Tomasella.
Comentó que la campaña 2021-2022 finalizó en marzo con la cosecha tardía de algunos lotes por la falta de riego a causa del déficit hídrico. «Igual estamos trabajando, no nos queda otra, preparándonos para comenzar a sembrar en septiembre. Nos afecta la elevación de los costos de producción y el bajo precio del grano», afirmó.
Explicó que los insumos actualmente se pagan alrededor de 1.500 dólares la tonelada, 800 dólares el más barato.
«La situación está golpeando a todos, tanto a los pequeños como grandes productores», agregó.
Consultado sobre las estimaciones para la próxima campaña, advirtió Tomasella que podría darse una menor superficie de siembra por los motivos ya mencionados: los insumos dolarizados y la escasez de agua en la cuenca arrocera.
«Podemos perder hectáreas de siembra por los costos de producción y por la falta de agua en la zona Centro Sur de la provincia que es la zona núcleo del arroz. Las represas para riego no han cargado», señaló con desazón. Al respecto comparó que en la zona Norte del territorio correntino llovió bastante, no así en el Sur provincial.
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