En la ciudad, constantemente se rescatan caballos que son maltratados y luego abandonados por sus dueños, en su mayoría carreros. Desde el Movimiento Argentino para la Protección Animal de Corrientes (Mapac), hace años realizan un loable trabajo de rescate y cuidados de equinos víctimas del sometimiento y explotación.
Andrés es la muestra de recuperación luego de un proceso de más de dos meses con cuidados, buena alimentación y medicamentos.
«Andrés es unos de los que han logrado pasar por todas esas etapas y poder superarlo, aunque la realidad que muchos no lo logran», manifestó en diálogo con EL LIBERTADOR, la presidenta de la organización, Isabel Cocomarola.
Es así que relató la historia de Andrés, nombre que le pusieron en honor a la voluntaria que lo rescató en el barrio Doctor Montaña, al borde de la muerte.
«Cuando lo encontró tenias lesiones muy graves, con signos de que fue ferozmente castigado. Nosotros pensábamos que no tenía ojos, de tan escondidos que estaban producto de la inflamación», sostuvo.
A lo que agregó: «Una vez que vimos que estaba tirado, se lo levantó e hicimos todos los trámites para secuestrarlo y llevarlo al campo para su rehabilitación».
Explicó que las heridas de carro dejan marcas en el cuerpo de los caballos que son totalmente visibles.
«Más allá que está recuperado, Andrés todavía tiene las escoriaciones de la piel. Cuando lo encontramos tenia los huesos de la cadera muy tomado a partir del grado d desnutrición que tenía», sostuvo.
TRABAJO
Isabel Cocomarola relató que lleva adelante un trabajo constante para defender los derechos de los animales, sobre todo de los caballos.
«Para que desaparezcan los carros se necesita una decisión política», apuntó. A esto opinó que en realidad, hay muy pocos carreros que viven de eso, «la mayoría tiene planes, tienen otros subsidios que le da la municipalidad justamente por ser carreros», dijo.
Es así que sostuvo que es un trabajo a pulmón, considerando que la Municipalidad aporta con una parte de los recursos y lo demás lo consiguen por voluntarios, donaciones, entre otras ayudas, socios aportantes.
«Pero se tiene que entender que los caballos no son propiedad de nadie, no son mascotas, tiene derecho a ser libres», indicó.
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