El director de la Aduana, Guillermo Michel, sorprendió ayer con un comunicado contundente que afirma que las barcazas provenientes de Paraguay «fueron sometidas a verificaciones documentales y controles de seguridad de precintos».
Con fotos de un importante operativo de funcionarios de la Aduana y perros del organismo caminando por estos buques e inspeccionando la carga, se informó además que para «facilitar la libre navegabilidad» se implementó el Precinto Electrónico para el Monitoreo Aduanero (Pema), herramienta que permite un control satelital.
La Dirección General de Aduanas endureció los controles sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná a las barcazas paraguayas que transitan por ella. «En respuesta a alertas de riesgo de narcotráfico, la Aduana profundizó controles sobre barcazas provenientes de Paraguay. El organismo incrementó las inspecciones sobre los convoyes que atravesaban el río Paraná, efectuando verificaciones documentales en los términos establecidos por el Código Aduanero y la Ley N° 24.385 (Acuerdo de Transporte Fluvial por la Hidrovía Paraguay-Paraná) y controlando tanto la seguridad de los precintos como el acceso a las respectivas cargas. Para los procedimientos fueron movilizados equipos de agentes especializados de la Dirección General de Aduanas junto con canes antinarcóticos», remarca el comunicado de Michel, que hoy también está a cargo por pedido del ministro Sergio Massa del control de precios.
Estos controles se producen en medio de la fuerte tensión que impera entre Argentina y Paraguay por el rechazo de estos últimos a pagar el peaje que aplica desde enero pasado la Administración General de Puertos (AGP) a los buques que navegan el neutral curso de agua, por el que sale la mayor parte de las exportaciones de ambos países.
Días atrás, el canciller paraguayo Rubén Ramírez, luego respaldado por el nuevo presidente Santiago Peña acusó a Massa, prácticamente de «mentir» y hubo un fuerte contrapunto. En Asunción afirman que el también candidato a Presidente por el oficialista Unión por la Patria se comprometió a suspender el peaje. Pero el ministro de Transporte argentino, Diego Giuliano, que había viajado con Massa a Asunción, salió al cruce con que eso no era cierto.
El Gobierno insiste en que seguirá cobrando el peaje, afirma que las obras que hace Argentina en el curso de agua que es soberano lo justifican; ofreció una caja temporaria para que durante 60 días el dinero quede ahí y que Paraguay evalúe también cobrar en la zona que administra.
La AGP cobra 1,47 dólares por tonelada registrada si el barco salió de un puerto extranjero, y 1,47 pesos por tonelada registrada si salió de un puerto argentino. Muchas barcazas son paraguayas pero sus dueños son argentinos y brasileños.
El miércoles pasado, los paraguayos lograron el apoyo de los países vecinos de la Hidrovía. Brasil, Bolivia, Paraguay Uruguay rechazaron el peaje argentino y pidieron que lo suspenda ante el último Comité Intergubernamental de la Hidrovía Paraguay-Paraná que se reunió en Santa Cruz de la Sierra.
Paraguay está amenazando con juicios de arbitraje y demandas ante la Organización Mundial de Comercio, aunque el Gobierno logró postergar el debate para otra reunión que convoca ahora Brasil.
En esa reunión del comité de la Hidrovía -la número 49- además de identificar como de «especial preocupación» el establecimiento de peajes para la circulación de embarcaciones y de pedir su suspensión se habló del control de algunos hechos «ilícitos», como parte de la mejora en las «condiciones de navegabilidad y seguridad».
En el comunicado de la Aduana de este lunes se habla que la Hidrovía «es la vía elegida para el contrabando de drogas a Europa valiéndose de la complejidad que presenta la realización de controles sobre barcazas cargadas de granos o mineral de hierro, y la facilidad para acondicionar cargas de estupefacientes durante los más de 3.400 km de navegación».
El comunicado reconoce que por el Acuerdo de Transporte Fluvial por la Hidrovía Paraguay-Paraná «las aduanas deben abstenerse de practicar inspecciones o controles a las unidades de transporte -salvo cuando entren a puerto a realizar operaciones-, limitándose a la revisión de la documentación y condiciones exteriores de la carga, como el precintado».
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