Un día como hoy, pero hace diez años atrás, el correntino Sebastián Crismanich tocaba el cielo con las manos consumando una verdadera proeza que perdurará siempre en la memoria colectiva, tanto para el deporte argentino como para Corrientes.
Aquel 10 de agosto de 2012, Seba se adjudicaba la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Londres, en la disciplina de taekwondo WTF, categoría hasta 80 kilos, tras derrotar en la final al español Nicolás García Hemme, por un ajustado 1 a 0, en un combate que llegó a la pantalla de todo el país con el relato emocionante y sublime de Gonzalo Bonadeo a través de TyC Sports.
Era la noticia del año para el deporte nacional. Del día a la noche, transformado en héroe. En aquella histórica jornada, Crismanich era entrenado por el coach del seleccionado argentino, Gabriel Taraburelli y el árbitro de aquella inolvidable final fue el egipcio Ahmed El Mofty.
En su camino, a la única medalla de oro que consiguió Argentina en esos Juegos Olímpicos, Seba derrotó primero al neocelandés Vaughn Scott 9-5 y después en cuartos de final se impuso al afgano Nesar Ahmad Bahawi por 9 a 1.
El también campeón en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y séptimo preclasificado en Londres 2012 se llevó las semifinales ante armenio Arman Yeremyan por 2-1.
Luego, en la final superó en difícil combate al español Nicolás García Hemme por 1 a 0, puja que mantuvo el suspenso hasta el cierre, desatando luego el enorme festejo de Crismanich, autor de una verdadera hazaña.
En la pelea final logró sacar ventajas en los últimos segundos y conseguir un logro inédito en la historia del país: medalla de oro olímpica en taekwondo. Fue la única presea de oro de Argentina en los Juegos de Londres y la primera en una categoría individual desde las medallas de Pascual Pérez, Rafael Iglesias y Delfo Cabrera en los Juegos de Londres pero 64 años atrás.
Sebastián, como deportista, dejó su huella. Un legado. Sólo él, junto a su equipo y la familia, creyó que una medalla era posible en Londres 2012. Y lo hizo, contra todos los pronósticos. «El oro olímpico le demostró a mucha gente que soñando todo es posible», dijo en aquel momento.
«Me recordó todo lo que viví de chico. Con 8 años le dije a mi mamá que quería ser campeón olímpico y ella me respondió que si trabajaba duro, todo era posible. Con el paso de los años me di cuenta lo difícil que era mi sueño, pero ya no podía volver atrás y se me cumplió», declaró y vaya si pudo hacer realidad el anhelo que cualquier deportista aspira a lograr en su carrera.
Cuatro años después de Londres, en 2016, con 29 años, Crismanich decidió poner un punto final a su carrera profesional después de sufrir una serie de lesiones que le impidieron competir en el alto nivel.
No obstante, el retiro no implicó que se alejara de su pasión por este deporte. Preside la Federación Correntina de Taekwondo, tiene dos academias junto con su hermano Mauro en Corrientes y otra en Buenos Aires, viaja permanentemente para dar charlas y capacitarse -realizó un curso en Gestión y Administración Deportiva- y es miembro de la Comisión de Atleta del Comité Olímpico Argentino (COI). También, tiene emprendimientos que lleva adelante en Corrientes, entre ellos uno de carácter comercial.
«El deporte nos enseñó a vivir una vida digna y diferente, por eso ahora buscamos compartirlo a través de estas actividades para que los niños y sus familias puedan meter el deporte en su vida», dijo Crismanich, sabiendo que su legado y sus enseñanzas son fundamentales para seguir promoviendo este arte marcial.
Y al tomar contacto con EL LIBERTADOR, Seba, con la humildad que siempre lo caracterizó, agradece el hecho de recordar lo que pasó diez años antes. «La verdad que estoy tan a full con mis cosas que si no me contabas, quizás ni me daba cuenta que mañana (por hoy) se cumplirán diez años de mi medalla, así que agradezco el gesto de mantener vivo ese grato recuerdo», cerró Crismanich, auténtico como siempre.
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