El operativo cortó la cadena de comercialización de carne de dudosa procedencia, un punto clave para desalentar el robo de ganado. El procedimiento se realizó en una carnicería de la calle Colón, donde se decomisó la totalidad de la mercadería por el grave riesgo que representaba para la salud pública.
20-CONTRATAPA-2En un movimiento estratégico que apunta a golpear el corazón financiero del delito rural, el Priar de Goya concretó este sábado un importante operativo en el centro de la ciudad. El procedimiento no sólo expuso las falencias en los controles sanitarios, sino que envió un mensaje claro a quienes actúan como receptores de la faena clandestina, el eslabón necesario para que subsista el flagelo del abigeato.
El foco de la investigación se posó sobre la carnicería El Regreso, ubicada en la calle Colón al 1.500. Hasta allí llegaron los efectivos encabezados por el oficial subayudante, José Beneventano, acompañados por el peritaje técnico del médico veterinario policial, Pablo Vicentín.
La inspección no fue rutinaria; los agentes buscaban cortar el flujo de mercadería que ingresa al mercado legal sin pasar por los filtros bromatológicos obligatorios.
UN RIESGO
LATENTE
Durante la requisa, el escenario fue contundente. Las autoridades detectaron cortes cárnicos expuestos para la venta que carecían de los sellos sanitarios oficiales. Esto confirmó la presunción de una faena sucia: carne procesada sin la supervisión de un frigorífico habilitado y sin las garantías mínimas de higiene.
El hallazgo es de suma gravedad. Al evadir los controles bromatológicos, estos productos se convierten en una bomba de tiempo para la salud pública, exponiendo a los vecinos de Goya a enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) y zoonosis.
La conexión delictiva
El impacto del operativo trasciende lo sanitario. Al atacar los puntos de venta (las carnicerías que compran sin preguntar el origen), la Policía Rural busca asfixiar la rentabilidad del abigeato. Si no hay quién compre la carne mal habida, el negocio del cuatrero pierde su razón de ser.
El fiscal rural interviniente, José Omar Casere ordenó de inmediato el inicio de una causa por infracción al artículo 206 del Código Penal, que castiga a quien viola las leyes de Policía Sanitaria Animal y pone en peligro la salud colectiva.
Ante la contundencia de las pruebas y la inminencia de un allanamiento judicial que podría haber tenido consecuencias mayores para el comercio, el carnicero optó por colaborar. Entregó voluntariamente la totalidad del producto irregular: un animal vacuno categoría toro, faenado por completo.
La mercadería fue decomisada y desnaturalizada para asegurar que no vuelva al circuito comercial, cerrando así un capítulo más en la lucha diaria por transparentar la cadena de la carne en la provincia.

