La ciudad de Corrientes se ha convertido en el epicentro de un agudo conflicto en el servicio de transporte público de pasajeros. En una medida que ha sido calificada como «inesperada», las empresas prestatarias del servicio pertenecientes al grupo Ersa han implementado una significativa reducción tanto en los horarios como en el número de unidades que circulan diariamente por la capital.
Esta situación ha impactado de manera directa y negativa en la rutina de miles de usuarios, quienes ahora enfrentan largas esperas en las paradas, incertidumbre en los horarios y un notorio deterioro en la calidad de un servicio esencial. El malestar es palpable entre los ciudadanos que dependen del colectivo para movilizarse a sus lugares de trabajo, centros educativos y para realizar sus actividades cotidianas.
Frente a lo que considera un claro incumplimiento de las condiciones del contrato de concesión, la Municipalidad de Corrientes impuso sanciones económicas a las empresas de transporte. Con esta medida, el poder Ejecutivo municipal busca presionar a las compañías para que restablezcan la normalidad del servicio y cumplan con las frecuencias y recorridos pautados.
El telón de fondo de esta disputa es un «proceso preventivo de crisis» iniciado en el sector ante la Secretaría de Trabajo de la Provincia. Esta es una herramienta legal que las empresas pueden solicitar cuando enfrentan serias dificultades económicas. Sin embargo, una de sus consecuencias directas es la limitación de la capacidad de acción de los sindicatos. En este contexto, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que representa a los choferes, se encuentra legalmente impedida de realizar medidas de fuerza, como paros o asambleas, que puedan agravar la interrupción del servicio.
De este modo, el conflicto presenta múltiples aristas y un final incierto. Mientras las empresas y la Municipalidad mantienen una pulseada económica y legal, y el gremio permanece atado por el proceso preventivo, los usuarios continúan siendo los principales rehenes y perjudicados por un servicio esencial que hoy se encuentra lejos de cumplir con sus funciones.

