Con un abordaje multidisciplinario, el primer centro de día de la provincia funciona en el Centro de Promoción Comunitaria San Jorge del barrio La Olla y tiene como objetivo la prevención del consumo problemático a través del deporte, el arte y otras capacitaciones. Allí se brinda asistencia terapéutica mediante médicos psiquiatras y psicólogos, tanto para las personas en situación de consumo problemático como a los familiares.
Además, cuenta con un servicio de atención ambulatoria con el fin de alcanzar un estado de bienestar físico, mental y social. Para lograrlo, el trabajo se articula entre siete ministerios: Coordinación y Planificación, Desarrollo Social, Educación, Salud, Justicia, Trabajo y Seguridad. Se encuadra dentro de las acciones que se llevan adelante a nivel provincial desde el plan Más Vida.
INICIATIVA
El centro San Jorge, mantiene su nombre original debido a su historia y el reconocimiento que tenía en el barrio como un lugar dedicado a brindar actividades y talleres a toda la comunidad. Sin embargo, al principio fue un desafío lograr que la gente también lo percibiera como un lugar que también se dedica a brindar tratamientos especializados, contó Analía Martínez, uno de los directivos del espacio.
El equipo interdisciplinario del centro creció con el tiempo. De cinco profesionales mutó a 19 en la actualidad. El mismo está compuesto por psicólogos, trabajadores sociales, especialistas en salud mental y psiquiatras. San Jorge, se encuentra ubicado en avenida Presidente Frondizi al 3.400 de la ciudad Capital. Quienes estén interesados en estos servicios, también pueden acercarse a las oficinas del plan provincial +Vida, en calle 25 de mayo 1.041.
Las atenciones en el centro San Jorge son gratuitas y están abiertas a todas las personas de la Capital y del Interior de la provincia. Si bien hay centros de día en otras localidades, algunas personas prefieren viajar para evitar el estigma asociado a la asistencia en sus pueblos de origen.
Abre sus puertas a la comunidad de lunes a viernes de 9 a 12.30 y durante la tarde, de 16 a 19.30. Entre los talleres y actividades lúdicas que se brindan en el lugar se encuentran clases de gimnasia, cocina, escuela de futbol, música y educación artística. Se puede acceder a los mismos desde los cuatro años en adelante.
Además de las actividades, el centro también brinda apoyo en necesidades básicas, como la alimentación. Ofrecen meriendas, de esta forma «la comida se convierte en un medio para generar unión y contención, especialmente los fines de semana cuando otros espacios de apoyo no están disponibles», finalizó Analía Martínez.
Acompañamiento y nueva vida
La directora Analía Martínez enfatizó en que el centro ubicado en el barrio requiere un enfoque diferente, para que la persona sostenga el tratamiento en un contexto donde no están constantemente supervisados.
De esta forma, el trabajo en el centro comunitario se centra en revincular y fortalecer el lazo social con la comunidad y la familia, o con sus referentes. Además de ello, se enfoca en mover a la comunidad, a través de romper estigmas y trabajar con los seres queridos para que, si un miembro consume, no sea rechazado sino más bien, acompañado.
La Directora describió al centro como un «faro en la lucha contra el consumo», un lugar de contención donde los niños, adolescentes y adultos encuentran un espacio seguro sin salir del barrio. «El tiempo que pasan en el centro, de entre tres a cuatro horas al día, los aleja de la calle y del consumo, e incluso de actividades delictivas», detalló.
«Es un espacio donde los usuarios se sienten parte, lo cuidan y respetan. En el centro, no se juzga ni se estigmatiza, sino que se valora a la persona más allá de su consumo, creando un ambiente de respeto mutuo», sostuvo.
TRATAMIENTO
El centro funciona con un sistema de turnos, que se solicitan de manera telefónica. Salvo en casos de demanda espontánea urgente, se otorgan con relativa rapidez. Demoran de una semana a 15 días. El proceso de admisión está compuesto por: una evaluación inicial, en la cual un psicólogo y un trabajador social realizan una primera escucha para evaluar si la persona cuenta con interés genuino en comenzar el tratamiento, ya que muchas veces la motivación inicial puede ser externa.
Luego se procede a realizar una toma de datos, en la que los especialistas recaban información relevante sobre la situación del individuo. Una vez completados estos pasos, se da lugar al inicio del tratamiento, siempre y cuando se pueda determinar la real necesidad del mismo. En esta instancia se acuerda la frecuencia de asistencia, que puede variar entre una a dos veces por semana.
El momento de la terapia individual es abordado por un psicólogo. En caso de requerir medicación, se trabaja en conjunto con un psiquiatra. Mientras que el trabajador social brinda acompañamiento en diversos aspectos y asesoramiento en trámites.
«La realidad del barrio presenta desafíos», señaló la directora, Analía Martínez.

