Un informe reciente de la Comisión Técnica Forestal del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (Cpia) revela duras reflexiones sobre el estancamiento del sector foresto industrial argentino frente al avance sostenido de países vecinos.
La pérdida de bosques nativos, la informalidad en las plantaciones y la falta de una industria competitiva son algunos de los puntos críticos señalados, junto con un llamado urgente a la acción política y técnica para revertir el rumbo.
Allí, expone las razones por las cuales la Argentina no logró consolidar su potencial foresto industrial, a diferencia de países como Brasil, Chile o incluso Uruguay, que partieron de condiciones similares hace más de medio siglo.
Con el título Aportes del Cpia al desarrollo foresto industrial, el análisis abarca la situación de los bosques nativos, las plantaciones forestales y la industria maderera, y concluye con una fuerte advertencia: Tenemos condiciones naturales excepcionales, pero el estancamiento actual es el resultado de políticas erráticas, falta de inversión y controles débiles.
UNA INDUSTRIA
QUE NO LOGRÓ
DESPEGAR
Uno de los puntos más críticos, señalan, es la falta de una industria celulósica papelera competitiva, que en otros países fue motor clave del desarrollo forestal. «La madera de la Mesopotamia argentina es hoy una de las más baratas del mundo debido a la falta de capacidad de transformación local», sostiene el informe, que también señala trabas a la inversión extranjera, oligopolios y legislaciones restrictivas como obstáculos estructurales, publicó Argentina Forestal.
Mientras América Latina captó cifras récord de Inversión Extranjera Directa en 2024, el sector forestal emerge como uno de los más dinámicos, en el cual Brasil y Uruguay lideran con megaproyectos celulósicos de escala global que se concretaron en la última década, pero la Argentina sigue rezagada por falta de estabilidad normativa, previsibilidad y políticas activas.
El dinamismo estuvo encabezado por Brasil y México y en contraste, la Argentina aún se mantiene al margen de esa ola inversora, pese a contar con recursos forestales importantes en provincias como Corrientes que recibió grandes inversores, Misiones, y Entre Ríos. Las demoras regulatorias, la falta de incentivos concretos y un marco de negocios poco previsible limitan las posibilidades de captar inversiones de magnitud, incluso a pesar del reciente Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (Rigi), impulsado por el Gobierno de Javier Milei.

