Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
El consumo excesivo de alcohol es una problemática social que sigue vigente al día de hoy. Sin embargo, fue a principios del siglo pasado en que las campañas para reducir la ingesta bebidas de este tipo se reforzaron y fueron parte de numerosas acciones, tanto estatales como de organizaciones comunitarias, que se proponían combatir a lo que denominaban como uno de los males de la sociedad. Así lo reflejan algunas publicaciones de periódicos correntinos de esa época, en los que también se llegaron a publicitar productos farmacéuticos que prometían a los lectores una cura para la embriaguez.
En un artículo denominado El alcoholismo en la prensa correntina, del libro: Provincia y Salud. Notas para historia del derecho a la salud en Corrientes, el doctor Álvaro Monzón Wyngaard recopiló publicaciones de periódicos correntinos en los que se hacía mención al consumo excesivo de alcohol en la comunidad.
Así, con la convicción de desalentar la propensión al alcoholismo, los diarios locales publicaban artículos de especialistas de distintas partes del país y el mundo, que hablaban sobre los efectos de esta adicción a la salud. Un artículo que se cita es el del periódico La Libertad que dedicó un número al tema. Un ejemplo: «En base a un trabajo europeo -sobre poblaciones europeas- del profesor Demme de Berna, se hacían curiosas observaciones sobre la expectativa de vida de los niños hijos de alcohólicos».




PROMESAS
A la par de estas campañas, no faltó la apuesta privada de quienes comenzaron a ofrecer respuestas con licores y preparados farmacológicos que prometían una cura para «aborrecer» las bebidas alcohólicas y así dejar definitivamente ese comportamiento vicioso.
En el mencionado libro se cita, por ejemplo, al de un periódico local de abril de 1902: «Farmacia del Puerto. Se prepara delicioso licor antialcohólico. Regenerador», anunciaba y en la descripción comentaba: «Los que estén dominados por el abominable vicio de la embriaguez y que deseen curarse para evitar la destrucción de órganos vitales, acudan a la Farmacia del Puerto, en Corrientes donde le venderán solo por seis pesos una botella de Regenerador Antialcohólico que con ella se librará del deshonroso vicio. Una sola botella y los efectos son seguros».
La publicidad de esta clase de productos tuvo amplia difusión en el país por esos años. Al punto que, en varios números del semanario Caras y Caretas, aparecían ilustraciones y avisos de licores y bebidas similares producidas por supuestos especialistas que hacían la misma promesa de curar a las personas de este vicio que atravesó a sociedades de distintas épocas.
Sin embargo, tras esas campañas de comienzos del siglo pasado, la lucha contra el alcoholismo fue perdiendo fuerza, al igual que las acciones para concientizar a la población. Al punto que, en 1925, pese que el Departamento Nacional de Higiene constituía uno de los problemas más serios para la provincia de Corrientes, solo un medio compartió esa información.
Luego, como indica Monzón Wyngaard «con posterioridad a ese periodo, la referencia será escueta y casi nula». Así también pasaron casi al olvido las fórmulas mágicas con las que muchos decían haberse curado. Productos que fueron efímeros, como los supuestos resultados que prometían y decían haber conseguido.
