Cada 24 de junio se celebra a San Juan Bautista. Es una jornada especial porque coincide con eventos astronómicos importantes. En el hemisferio Norte, es el solsticio de verano, mientras que en el Sur, suele ser la noche más larga del año. Por eso, diferentes culturas asocian la vigilia previa con eventos mágicos. Por supuesto, Corrientes tiene los suyos y aunque hay ritos más difundidos que otros, nadie discute que es una velada especial. De todos, hay un mito particular, el de una flor especial puede traer fortuna o desgracias a quienes osen salir a buscarla.
El relato proviene de Europa y fue importado por inmigrantes y viajeros que llegaron al país. Con el correr los años, el mito se fue adaptando y transmitiendo de ancianos a jóvenes a lo largo de los años. Aunque el temor de desencadenar algo malo, hizo que muchos dejaran de compartirlo y la narración fue casi olvidada.
Lo que se cuenta es que durante la noche del solsticio de verano para el hemisferio Norte, que coincide con el inicio del invierno en el Sur, un helecho muy raro florece. Su flor, es muy especial porque trae fortunas inimaginables a la persona que la encuentra e incluso, le otorga la capacidad de hablar con los animales. Pero encontrarla es una tarea tan peligrosa como casi imposible.
Ocurre que esta flor aparece sólo durante unos minutos, está oculta en algún monte y además, la cuidan espíritus malignos que son capaces de enloquecer a quien se le acerque demasiado. Además, si hay un valiente que logre pasar las peligrosas pruebas y la corta antes de que desaparezca, debe cosérsela en la mano para poder poseer todos los bienes que desee. Sin embargo, los relatos de la mitología báltica hacen una advertencia al respecto. Alertan que las riquezas terrenales que se obtienen deben pagarse a un costo muy alto y nunca beneficiaron a nadie.
El mito está fundado en algunas propiedades que se le dieron al helecho durante la edad media. Cualidades que, sin embargo, nunca fueron probadas. Pero también a que se trata de plantas que, particularmente, no tienen flores. Por eso, la misión de hallar una en floración se volvió una misión asociada a la magia de una noche particular en la que se realizan las más diversas prácticas, aprovechando la supuesta estadía de seres fantásticos en la Tierra.
PRÁCTICAS
La Comunidad por la Identidad Histórico Cultural de Itatí reseñó una serie de pruebas que se acostumbran realizar entre la noche del 23 y la madrugada del 24 de junio. «Tal vez porque San Juan es presentado por la Iglesia como sinónimo de profecía, la gente comenzó a otorgarle el rótulo de poderoso adivinador al santo y creó toda una batería de prácticas», mencionaron en su perfil de Facebook
La mancha de tinta. Se deja caer una gota de tinta en un papel que debe guardarse doblado en la noche del 23. Se espera que el santo trabaje y deje el mensaje de quién será el futuro novio o marido de la niña que dejó el papel.
Las agujas sobre el agua. Se colocan varias, de acero sobre la superficie del agua en un vaso. Una representa a la niña y las otras a sus admiradores. La tensión superficial del líquido mantiene a las agujas flotando en constante movimiento, hasta que casualmente algunas se unen. Como cada aguja tiene asignado un nombre, es la forma que San Juan le avisa quien será su marido o novio.
En el blog Cultura Guaraní detallan además la significación del fuego en esta velada. «El San Juan ára o fiesta de San Juan es una de las manifestaciones más significativas de la cultura popular, la cual nació como una mezcla entre lo religioso y lo profano», refieren.
Agregan que como la celebración «coincide con el solsticio de verano en Europa, es una jornada de culto o adoración al sol y por eso, el fuego es el principal protagonista».
La religión adoptó este elemento y así reforzó la creencia en el santo. Por eso, es habitual que en las iglesias se prendan las luminarias durante la víspera y también, que se organice en ellas el paso sobre las brasas y la quema de muñecos.
En la Capital, San Juan Bautista es Patrono declarado por el Concejo en 2016. Cada año, la parroquia ubicada en el barrio Aldana, organiza todas las actividades, desde los rezos, las misas y la tradicional peregrinación hasta las que tienen al fuego como una prueba necesaria de fe.
Una celebración tradicional marcada por las llamas purificadoras
TORO CANDIL. Es una parodia de la corrida de toros, una fiesta nocturna en la plaza u otro espacio abierto, a la luz de las antorchas. Con varas de madera se hace el cuerpo del toro, la cola, sin las patas, revestidas de lona. En las astas se ata una tira de trapo empapado en brea, kerosene o algún otro combustible, al que se prende fuego y se lo hace rodar simulando perseguir a la gente.
TATÁ JEHASA. El cruce de brasas constituye una de las prácticas paganas, adaptadas al ritual oficial de la iglesia. Difundida en toda el área de influencia guaranítica, constituye un fenomenal acto de fe porque afirma la tradición popular que aquel que tiene firme su creencia el santo lo protege y puede pasar descalzo sobre un colchón de brasas al rojo vivo sin sufrir quemaduras.
JUDA KÁI (QUEMA DEL JUDAS). Generalmente se hace un muñeco de trapo al que se le viste con ropa vieja, normalmente con pantalones negros, rellenados con petardos y trapos viejos, zapatos viejos, camisa y un sombrero. Se lo ata del cuello y se lo cuelga por un palo alto, ya rociado con kerosene. Luego a una hora determinada de la noche se le prende fuego.
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